Empresas en guardia frente a los pleitos
Las aseguradoras advierten del riesgo de demandas climáticas similares a las de las tabacaleras
El año 2005 pasó a la historia como el de los peores huracanes, especialmente por Katrina, Rita y Wilma, tres tormentas que generaron 2,8 millones de reclamaciones por un importe conjunto de 49.200 millones de dólares a las aseguradoras. Las compañías han avisado ya del riesgo de que el cambio climático suponga un aumento de los daños por desastres naturales, pero también han advertido de otro posible vendaval, el de pleitos y demandas contra las empresas causantes del cambio climático.
En un caso límite, sería algo así como la reproducción de los juicios colectivos de los fumadores contra las tabacaleras. Pero hay una serie de riesgos legales intermedios que conviene no despreciar.
California ha llevado a los tribunales a GM, Toyota, Ford, Honda, Chrysler y Nissan por las emisiones de los coches que fabrican
El caso más dramático es el de archipiélagos como Tuvalu o Maldivas ante el temor de ser tragados por la subida del nivel del mar
El juez archivó el caso de ocho Estados y la ciudad de Nueva York contra los cinco mayores contaminadores de Estados Unidos
"Una compañía que ignore el cambio climático puede encontrarse con unos costes de energía más altos, quedarse atascada en una tecnología anticuada, verse envuelta en pleitos planteados por sus accionistas, y en un entorno medioambiental hostil", advierten desde la aseguradora Marsh.
Cuanto más aumenta la percepción de los efectos negativos que provoca el cambio climático entre el público, los funcionarios, y los hombres de negocios, más crecen las probabilidades de sufrir un pleito, explica Marsh en su estudio Riesgos y soluciones empresariales del cambio climático. "En un futuro cercano, las demandas interpuestas por accionistas, asociaciones, administraciones o por el público en general pueden sumir a las empresas en batallas legales con varios frentes abiertos a la vez", añaden.
Los analistas de Citigroup recuerdan precedentes en que las empresas han ido modificando su comportamiento por la presión de los consumidores, como en el caso de los clorofluorocarbonos (CFC) que amenazaban la capa de ozono o el boicot al atún para lograr un cambio de las artes de pesca con el fin de proteger a los delfines. Se lamentan de que Estados Unidos y China, los dos grandes emisores de dióxido de carbono, sean dos de los países menos concienciados sobre el problema del calentamiento global, pese a los esfuerzos del ex vicepresidente Al Gore en el primero de ellos.
Pero además de la presión de los consumidores, ha habido otros casos en que la regulación de sectores económicos ha venido a golpe de demandas y pleitos. En Estados Unidos es el caso del tabaco, el asbesto o los implantes de silicona en el pecho. Los casos judiciales fueron con frecuencia por delante de la regulación.
Accionistas
La regulación es la primera fuente de preocupaciones legales ahora para las empresas. Las que la incumplan o se vean perjudicadas por ella deberán hacer frente al importante coste de las multas, luchar contra la regulación o bien intentar alegar su inocencia en un tribunal, con el coste económico y el desgaste de imagen que esto conllevaría.
Los gestores de las grandes compañías también deben preocuparse, según Marsh, de posibles demandas de sus accionistas en caso de que sufran pérdidas financieras que directa o indirectamente
puedan relacionarse con una falta de planificación sobre riesgos climáticos. Marsh indica que pronto la Comisión del Mercado de Valores de EE UU (la SEC) exigirá a las compañías incluir advertencias sobre esta clase de riesgo.
Pero las empresas afrontan sobre todo el riesgo de demandas directas por parte de administraciones y consumidores, entre otros.
Cinco grandes empresas (American Electric Power, Southern Company, Tennessee Valley Authority, Xcel Energy, y Cinergy) ya tuvieron que hacer frente a una demanda de ocho Estados y la ciudad de Nueva York por ser los cinco mayores contaminadores de Estados Unidos. El juez archivó el caso en septiembre de 2005, pero antes lo convirtió en un tema público de debate nacional, asegurando que no era un asunto para los tribunales sino un asunto político. Los demandantes han apelado.
También se acabó archivando una causa interpuesta tras el Katrina, que señalaba a las emisiones contaminantes de numerosas compañías como causantes de que el huracán llegara a ser tan extremadamente fuerte.
En septiembre pasado, California demandó a los seis mayores fabricantes de automóviles del mundo (General Motors, Toyota, Ford, Honda, Chrysler y Nissan) por el daño medioambiental provocado al Estado de California mediante las emisiones de CO2 de esos vehículos a la atmósfera (289 millones de toneladas anuales). El juicio está pendiente.
En Australia también las compañías energéticas han sido amenazadas con juicios por demandas colectivas relacionadas con el cambio climático.
Pero el más dramático de todos los pleitos, en caso de salir adelante, es el que, según la firma Marsh, promueven los residentes de varios archipiélagos (entre ellos Tuvalu y las Maldivas) contra las compañías y los Gobiernos a los que culpan del cambio climático. Temen que sus hogares se vean engullidos por el océano si el nivel del mar sube.
Seguros contra el cambio climático
Ante una gran catástrofe queda la duda de si las compañías de seguros saldrán perdiendo mucho por las indemnizaciones a pagar o ganando por el negocio inducido hacia el futuro. No hay una póliza contra el cambio climático, pero las aseguradoras ya afinan su respuesta al incremento de riesgos derivado del mismo, que afecta a casi cualquier clase de seguro. Swiss Re Munich Re, Marsh, AIG o Allstate están entre las compañías que han modificado su estrategia ante el cambio climático. A aumento de riesgo, seguros más caros. Ésa es la premisa esencial.
Según Marsh, es probable que el sector desarrolle seguros específicos para el cambio climático, ajuste la exposición de sus productos actuales y trabaje para mitigar los daños. Estos productos pueden incluir incrementos en las primas para cubrir los acontecimientos y catástrofes provocadas por el clima y un aumento de las exclusiones aplicables a pérdidas asociadas con el cambio climático.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.