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Siete barcos de Cádiz faenan en Marruecos después de ocho años

Un centenar de pesqueros españoles volverá al caladero marroquí

Barbate (Cádiz, 22.000 habitantes) es el municipio más beneficiado por el convenio pesquero firmado en 2005 entre la UE y Marruecos que renovaba el acuerdo extinguido el 30 de noviembre de 1999. Diecinueve barcos de esta localidad, sumergida en una crisis desde que se perdiera ese caladero, han obtenido licencia. En junio ya habrá 101 pesqueros españoles en la zona. Los primeros siete volvieron ayer a faenar.

En el Siempre Virgen de Regla ayer se sirvió pescado congelado. "En casa del herrero cuchillo de palo", comentaba entre resignado y divertido el cocinero Antonio Muñoz. No será hasta hoy cuando se pueda probar el primer boquerón recién salido del mar. El Siempre Virgen de Regla es uno de los siete barcos de Barbate que ayer se estrenó en el regreso de la flota española al caladero marroquí. Le seguirán otros 13 cerqueros y después llegarán, ya entre mayo y junio, el resto de modalidades que completan las 119 licencias, 101 de ellas españolas.

"Esto es lo que nos queda para buscar algo de rentabilidad a las salidas", explica el armador Manuel Rendón, quien ansiaba este regreso para abandonar el problemático golfo de Cádiz. Allí el alto precio del gasóleo y el escaso valor que alcanzan los productos en la lonja hacen poco apetecible los viajes para el empresario.

Las expectativas están puestas en aguas de Marruecos, donde el boquerón que se captura es más grande y se puede aprovechar su anchoa, a diferencia del caladero nacional que sólo sirve para freír.

Manuel Benítez, marinero de 38 años, lleva 10 sin ver estos boquerones tan grandes y sin contemplar la costa marroquí. "¡Cómo ha cambiado!", aseguraba ayer al entrar por el puerto de Tánger y ver los hoteles y grandes edificios de viviendas pegados a la playa. Manuel trabaja desde los 16 en esta profesión. Sólo la dejó durante unos años cuando se perdió el caladero marroquí y decidió probar suerte en la construcción. Pero el mar ya le ha vuelto a llamar. "Lo importante es que se coja mucho pescado porque todos tenemos algo que pagar", reconoce. Cada tripulante cobra en función de las capturas así que, si se llenan las cajas, será la mejor forma de volver a casa con los bolsillos llenos.

Antes de salir a faenar, los barcos tuvieron que pasar la revisión técnica obligatoria en el puerto de Tánger. Los inspectores marroquíes preguntaron por las listas de tripulantes, revisaron minuciosamente los aparejos y controlaron que todos los papeles estuvieran en regla.

La ministra de Pesca, Elena Espinosa, quien despidió a los marineros por la mañana en Barbate, admitió que todavía quedan asuntos pendientes de resolver, como los límites en el uso de las luces o la forma de descargar en los muelles. "Son temas que se están arreglando y que resolverán satisfactoriamente", afirmó.

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