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Reportaje:

Atracciones con facturas falsas

El parque Terra Mítica, que Zaplana ideó, acaba en los juzgados por el fraude en unos sobrecostes millonarios volatilizados

A veces las leyendas se construyen a base de heroicidades. Otras a golpe de talonario. Eduardo Zaplana, hoy portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, tuvo un sueño cuando era presidente valenciano: levantar en Benidorm, la ciudad de la que había sido alcalde gracias al apoyo de una concejal tránsfuga, un gran parque de atracciones que elevase la cuenta de resultados del sector turístico. Hoy ese sueño, llamado Terra Mítica, está en los tribunales. Los juzgados investigan la gestión de los responsables del parque y de la empresa de la Generalitat valenciana creada para impulsarlo (Sociedad Parque Temático de Alicante, SA) en relación con el pago de sobrecostes por obras hinchadas o no realizadas a través de una trama de facturas falsas que permitió que se volatilizasen millones de euros.

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La idea de Zaplana no era nueva. Su antecesor en la presidencia de la Generalitat valenciana, el socialista Joan Lerma, había intentado antes que Disney montase su primer parque de atracciones europeo en la Comunidad Valenciana. No pudo ser. París fue el destino elegido, pero ello no evitó que los parques de atracciones se convirtiesen en oscuro objeto de deseo de una clase política que veía en las montañas rusas y los tutuki-splash un nuevo El Dorado. Zaplana tampoco pudo eludir la tentación. Así, una de sus prioridades tras conquistar la Generalitat en 1995 fue diseñar y construir un parque temático que fuese superior al que el Gobierno catalán impulsaba en Tarragona.

En diciembre de 1996, el Ejecutivo autónomo del PP constituyó la Sociedad Parque Temático de Alicante (SPTA), y en enero se contrató ya el primer estudio de viabilidad sobre el sueño de Zaplana. El primer informe se encargó a Economics Research Associates (ERA), que contaba entre sus clientes con Disney Paris, Port Aventura, Warner y otras firmas internacionales. La conclusión fue decepcionante: "Un primer análisis indica que el proyecto puede ser viablemente discutible, tal y como se concibe por el cliente". ERA limitaba la previsión a 1,3 millones de visitantes anuales (entre 1,1 y 1,5 millones) y advertía de que el coste del parque no debía superar 180 millones de euros. El informe descartaba un parque temático de marca (Universal, Paramount) y el modelo Disney resort.

Se pidió una segunda opinión a otra gran consultora. Y nueva desilusión. Baker Leisure Group sólo se atrevía a predecir unos dos millones de visitantes anuales (la horquilla abarcaba de 1,6 a 3,5 millones al año). Esa previsión no detuvo los planes de Zaplana. En enero de 1998 se constituyó la sociedad Terra Mítica con participación de la SPTA (la Generalitat), Bancaja, CAM, y un grupo de promotores y constructores y entidades financieras que asumían participaciones más reducidas. Finalmente, Price Waterhouse sería la firma que prestaría asistencia técnica a Terra Mítica para hacer su estudio de viabilidad, concluido en 1999. Un informe que preveía los tres millones de visitas anuales que podían justificar un parque de atracciones que costase 270 millones de euros. En 2006, tras salir de una suspensión de pagos que situó el parque al borde de la quiebra, Terra Mítica recibió 1,1 millones de visitas y cerró su séptimo ejercicio con un beneficio operativo de 916.000 euros.

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El 27 de julio de 2000, Eduardo Zaplana y el entonces director general de Terra Mítica, Miguel Navarro, acompañaban felices al príncipe Felipe en la inauguración oficial del nuevo parque de atracciones de Benidorm. Unas instalaciones en las que se habían consumido 377 millones de euros, un 40% más de lo previsto, y donde las prisas por abrir habían roto cualquier previsión financiera.

Se trataba de sacar adelante Terra Mítica como fuese, y para ello Zaplana, probablemente en sus momentos políticos más dulces, echó mano de su círculo de confianza. Con una estructura en la que varios de los cargos directivos de la SPTA, encargada de las obras del entorno del parque, ostentaban también puestos ejecutivos en Terra Mítica. En ese círculo estaban Luis Esteban, que compatibilizó la presidencia de las dos sociedades relacionadas con el parque entre 1999 y 2004 con la dirección de la Cámara de Comercio de Alicante y del Hércules CF; así como Miguel Navarro, director general del parque, que hoy sigue trabajando para la Generalitat en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Había un grupo de personas de Benidorm, entre las que figuraban Gema Amor, directora general de SPTA en el periodo previo a la apertura y hoy consejera de Participación de la Generalitat; Roc Gregori, entonces responsable de la Agencia Valenciana de Turismo, y Fernando Modrego, ex consejero y diputado autonómico. Además, Juan Francisco García, jefe de gabinete de Zaplana en su etapa de presidente, también formó parte de los consejos de administración. De todos ellos, sólo Esteban y Navarro están imputados junto a decenas de empresarios por la trama de facturas falsas que investiga la justicia.

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