Una red de empresas fantasma
Además de facturas, en la trama de Terra Mítica también hay empresas falsas. Los primeros síntomas de irregularidades surgieron de la actividad declarada de alguna de las sociedades y del reducidísimo o nulo número de empleados. Difícilmente encajaba que una empresa de chatarra o de ropa infantil facturara a Terra Mítica por trabajos de construcción, jardinería o movimiento de tierras. La policía se puso a investigar y las sospechas se convirtieron en certezas. Puerta a puerta, buscando en los buzones, preguntando a los vecinos, los agentes constataron que una decena de firmas que habían cobrado del parque eran empresas fantasma.
"Se ha podido comprobar a través de los vecinos que se trata de una finca familiar. Durante los últimos cuatro o cinco años estuvieron viviendo unas personas de etnia gitana en régimen de alquiler", reza el informe policial en manos del juez al referirse a una dirección en la que se suponía que estaba ubicada una sociedad que facturó al parque por obras. Se trata de Gribal, de José Emilio Llopis, mercantil a la que Hacienda imputa facturas falsas giradas a Terra Mítica con fecha previa a su constitución.
La firma Ximo Dual, SL, que aparece en la causa relacionada con Gribal, SA, a través de facturas de 2001, tenía como gerente a Pedro Belén Álex, quien declaró ante el juez que su profesión es la de camarero y que firmó ante un notario la constitución de la empresa y que no sabía dónde estaba la sociedad.
La firma Red Moreno, SL tenía por objeto "la recuperación y reciclado de residuos sólidos, la comercialización y venta de bebidas" así como "la manufactura de ropa infantil". Esa sociedad, junto con Altos del Carrichal, SL, de Antonio Moreno Carpio, existe sólo sobre el papel. La policía ha comprobado que la supuesta sede de la primera es un domicilio privado sin actividad.
Sobre Desarrollo Gran Vía, la sociedad en la que se perdían las cuantiosas cantidades recaudadas por la trama, la policía no ha encontrado datos en el censo, ni en el padrón municipal, ni en el catastro, ni a través de empresas vecinas a la dirección que figuraba en un polígono de Quart de Poblet (Valencia).
Trabajos Auxiliares del Siglo XXI, figuraba con sede en Olocau. La dirección coincidía con el nombre de un paraje rural en el que sólo hay viviendas dispersas, sin calles ni números. En los casos de Prexing Botànics, de Herrero Mantenimiento, de Les Simetes de Partegás o de Mecanizaciones Hermanos Muñoz, los agentes se toparon con nombres y apellidos que no tienen nada ver con dichas firmas.
La policía sí encontró Mecanizados Levante, cuyo dueño es Emilio Muñoz Mateo, propietario también de Mecanizaciones Hermanos Muñoz. Su empresa existió, pero dejó de tener actividad hace 10 años. Sin embargo, giró facturas. Uta Scheerbath, que declaró como representante de esta sociedad, confesó ante el juez que firmó como socia la constitución de una empresa de la que nunca supo nada.
La Tesorería General de la Seguridad Social, en una investigación posterior a la de la policía, ha constatado que 13 de las 20 empresas de la trama sólo figuraban en el Registro Mercantil, pero no tuvieron actividad, ni trabajadores. En algunos casos, habían desaparecido antes de la construcción del parque.
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