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Reportaje:

En Primera División musical

La descentralización del negocio permite a empresas vascas sobresalir en tareas de representación y producción de conciertos

Los días en que se pensaba que para ser alguien en la música había que instalarse en Madrid han quedado definitivamente atrás. En la capital están instaladas las grandes multinacionales del disco y muchos emprendedores han acudido allí en busca de fortuna, pero hoy en día permanecer en Euskadi no implica renunciar a jugar en la Primera División de la industria musical española.

El espectacular crecimiento de Last Tour International así lo acredita. La que hace menos de 10 años comenzó como una minúscula promotora que programaba pequeños conciertos con fervor de aficionado, resultó el germen de una gran empresa que tiene su base de operaciones en un polígono industrial de Basauri donde trabajan más de 20 empleados.

"Los mercados ya no están tan controlados y eso ha hecho que el abanico se amplíe"

Su radio de acción no se limita a Euskadi, donde organiza grandes festivales como el Bilbao Live o el Azkena Rock vitoriano. También está detrás del Summer santanderino y en 2006 afrontó producciones de envergadura como el concierto de Bruce Springsteen en Santander o la frustrada actuación de los Rolling Stones en El Ejido (Almería). Entre sus representados, figuran artistas como Fito & Fitipaldis, Quique González o Andrés Calamaro.

Sumando iniciativas, Last Tour ha pasado de una actitud casi aficionada a facturar anualmente varios miles de millones de las antiguas pesetas. ¿Fruto de la casualidad, de la suerte? "Fruto del buen trabajo realizado durante los últimos años", matizan al alimón sus responsables.

La donostiarra Get In es otra empresa con peso específico en todo el país. Su responsable, Iñigo Argomaniz, fue nombrado en febrero presidente de la Asociación de Promotores Musicales, entidad que aglutina a 40 firmas (entre ellas las vascas Syntorama, Serrano y Last Tour) que organizan más del 80% de los conciertos de iniciativa privada en España. En su web (www.apmusicales.com) calculan que facturan 53,1 millones de euros y que su actividad genera cada año 21.178 puestos de trabajo.

El nombramiento de Argomaniz como presidente reconoce el esfuerzo de su compañía, creada en 1990, que en los últimos años ha organizado en Euskadi conciertos de artistas de primera fila como U2, Depeche Mode, Lenny Kravitz, Elvis Costello o Chemical Brothers. Es representante de La Oreja de Van Gogh, Coti, Álex Ubago, M-Clan y El Sueño de Morfeo, entre otros.

Fuera del ámbito de la música popular hay también firmas influyentes. Iberkonzert, entidad bilbaína especializada desde 1991 en representación de artistas y producción de conciertos, lleva la contratación de cantantes como Ainhoa Arteta y Carlos Mena, el clarinetista Oskar Espina Ruiz, la Orquesta Deutsche Oper Belin y la BOS. En la actualidad, gestiona la contratación de casi medio centenar de espectáculos, incluidos óperas, conciertos líricos, sinfónicos y corales, y recitales. Ya trabaja en la temporada 2008-2009 y, además, colabora con los sellos discográficos RTVE-Música y Ensayo RBA.

Todos esos logros son consecuencia de la evidente descentralización de la actividad musical. Hace 10 años era impensable una situación similar. "Antes, para traer a un número importante de grupos tenías que pasar necesariamente por el filtro de dos o tres grandes promotores, pero ahora cualquiera puede traer a cualquiera. Los mercados ya no están tan controlados y eso ha hecho que el abanico se amplíe", explica Joseba Palacios, delegado de la SGAE en Euskadi.

Los gestores de Last Tour apuntan que "las nuevas tecnologías también han influido a la hora de que se acorten las distancias y de que la localización geográfica de las oficinas de las empresas no pese tanto a la hora de llevarse el gato al agua".

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