Entre el patriotismo y la vergüenza
Los argentinos recuerdan el conflicto que desató la dictadura entre sentimientos opuestos y la falta de atención hacia los veteranos
En pleno centro de Buenos Aires entre el tráfico endiablado de la city porteña, la calle comercial y turística más importante del país y la estación de tren y autobús donde todos los días desembarcan miles de personas camino de su trabajo, una gran bandera argentina marca el lugar donde 25 losas que cuelgan de un paredón recuerdan los nombres de los 649 argentinos caídos en la guerra de las Malvinas. Pero a su alrededor el trasiego de viandantes apenas repara en el monumento.
Es un ejemplo de lo que ocurre con el conflicto de las Malvinas, cuyo 25 aniversario se conmemora mañana en todo el país. Una guerra que produce emociones contradictorias en las que se mezclan un sentimiento patriótico sincero con la conciencia de que fue un conflicto desencadenado por la dictadura militar con el único objetivo de perpetuarse en el poder. Algo que ha llevado a la sociedad argentina a apartar la mirada durante décadas.
El convencimiento de que la reclamación territorial es justa es casi unánime en Argentina
"Las Malvinas no son un tema exclusivo de los ex combatientes, sino que nos afecta a todos", subraya Ernesto Alonso, quien con 20 años y mientras cumplía el servicio militar obligatorio se encontró al sur del Atlántico combatiendo contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
Con ropa inadecuada, escasos medios, haciendo frente a graves errores estratégicos y pasando hambre mientras sus oficiales traficaban con las raciones, los soldados argentinos resistieron hasta el 14 de junio de 1982. Muchos sólo pudieron comer caliente una vez que fueron hechos prisioneros y descubrieron que recibían mejor trato de los británicos que de sus propios superiores.
El regreso, peor que la batalla
Y el regreso a casa en algunos aspectos fue peor. Apagados los ecos de las manifestaciones de alegría y las proclamas victoriosas, la dictadura trató de esconder a los veteranos. Incluso se negó a que un centenar de caídos en combate fueran repatriados y todavía hoy descansan en un desolado cementerio en las Malvinas. Y cuando llegó la democracia los supervivientes de la guerra siguieron en el olvido.
"No ha habido una política de Estado para ayudar a los veteranos", destaca Edgardo Esteban, otro ex combatiente, periodista y autor del libro Iluminados por el fuego, que ha dado pie a la premiada película homónima que pone sobre la mesa un problema oculto durante años: el elevadísimo índice de suicidios entre los veteranos de las Malvinas. Hasta hoy unos trescientos.
Pero en paralelo, en la sociedad argentina hay un convencimiento casi unánime de que la reclamación territorial es justa. Un sentimiento que se deja sentir en la vida cotidiana.
Malvina o Malvino son nombres que los padres ponen a sus hijas y "Malvinas argentinas" forma parte del callejero en casi todas las localidades, por citar dos ejemplos. "Hay que separar la soberanía y el homenaje a los veteranos de la guerra planteada por la dictadura", apunta Ernesto Alonso para quien la argentinidad de las Malvinas "forma parte de nuestra identidad".
Mañana en Ushuaia, la ciudad más al sur del mundo a 3.171 kilómetros de Buenos Aires, el Gobierno argentino conmemorará el 25 aniversario de la entrada de los militares argentinos en las islas y será la primera vez en que los ex combatientes tengan un papel relevante a los ojos del resto de la sociedad. Y no es casualidad que la próxima semana, y en la misma ciudad, esté anunciada la presentación de una denuncia por tortura y asesinato de soldados contra un oficial argentino durante la guerra.
En la actualidad, el Gobierno argentino destina unos 110 millones de euros al año en ayudas a veteranos que realizaban el servicio militar obligatorio y a familiares de los caídos. En total unas 20.000 personas.
Más allá de electoralismo inevitable en un año de comicios presidenciales -hasta última hora no se confirmará la presencia en la ciudad de Ushuaia del actual presidente, Néstor Kirchner-, Argentina ha decidido acompañar el aniversario de una serie de medidas legales y diplomáticas para reforzar la reclamación de soberanía. De este modo, en los próximos días, está prevista la aprobación de una ley de pesca que proclama la soberanía argentina sobre las aguas del archipiélago.
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