_
_
_
_
_
Entrevista:Maribel Verdú | Actriz

"He defendido películas indefendibles y no pienso repetir"

Rocío García

"¡Es Maribel Verdú! Qué gusto verla, está muy delgada. A mí me gusta un poco más gorda, pero está guapa. ¿Qué ha sido de ella tanto tiempo? Llegué a pensar que estaba algo así como castigada". Frente al Casino de Madrid, el taxista cuenta en alto sus reflexiones mientras enfila la salida del centro de la ciudad. Es una impresión compartida por más de uno acerca de esta actriz que aparece y desaparece, en un acto casi de voluntad firme, en un empeño de alejarse de los circuitos, mundanos y cinematográficos. Pero sale y entonces provoca la gran revancha. "Siempre he estado ahí, nunca me he ido. Cuando desaparezco es porque no hay películas. Hace tiempo que tengo una vida que es muy plena, estoy con mis libros, mi casa en la playa y como no me ofrezcan una película que me apetezca muchísimo no la hago. Los dos años y medio en los que he estado desaparecida ha sido porque todo lo que me ofrecían era horrible y decidí no hacer cine". Lo dice con rotundidad, segura. Si algo no puede ocultar ahora mismo Maribel Verdú es su felicidad. La proclama casi a gritos. Se la ve en el rostro, en el tono de voz, en su simpatía, su vehemencia, su generosidad con el fotógrafo. Es un torbellino de 36 años y 24 de carrera artística. Su última revancha en la pantalla se llama Mercedes, una mujer escuálida, con chal y botas de borrego, diciendo: "Sí señor, lo que usted mande señor". Pero Mercedes esconde a toda una heroína valiente y decidida, capaz de enfrentarse a monstruos reales en El laberinto del fauno, la última película de Guillermo del Toro, el director que la ha vuelto a poner en órbita. El taxista, que ha visto El laberinto del fauno, se muestra de acuerdo. También los críticos y el público. Por El laberinto del fauno, Verdú ha conseguido su primer gran premio: el Ariel mexicano, uno de los nueve que consiguió la semana pasada el filme realizado por Del Toro.

"Alguien me tocó por detrás. 'Soy Francis'. Era Coppola, se ha equivocado, pensé"
"Trabajar con Gracia Querejeta ha sido una experiencia que me marcará toda la vida"
"He estado desaparecida durante dos años y medio porque lo que me ofrecían era horrible"
"No me interesa hacer cine por hacer y ganar dinero. Me tiene que gustar mucho

Ha estado nominada cuatro veces a los Goya -por Amantes, La buena estrella, La Celestina y El laberinto del fauno- y no ha conseguido ninguno. "Cuando me dieron el Ariel en México me quedé helada, porque nunca me han dado ningún premio: lo bueno que tiene es que ya voy muy relajada, acostumbrada a ver mi nombre siempre y luego, nada".

Para esta intérprete que comenzó de niña en la publicidad, que también ha hecho televisión cuando este medio estaba considerado de segunda división y ha asumido importantes retos en el teatro, su éxito en El laberinto del fauno la ha pillado desprevenida. "Es una sorpresa todo lo que me está pasando con El laberinto... Cuando Guillermo, mi gordo maravilloso, me ofreció la película, leí el guión y tuve claro que era la hostia, que mi papel era maravilloso, pero estaba convencida de que a mí no se me iba a ver. Estaba convencida. A mis amigas les decía: 'estoy haciendo una película maravillosa, pero olvidaros que a mí no se me va a ver'. Mi personaje es tan contenido, tan escondido, tan en segundo plano en una historia tan bestial, de malos y faunos y sapos y hadas. Jamás me esperé lo que estoy viviendo con esta película. Los actores tendemos a fustigarnos, pero yo soy muy consciente de cuando hago un trabajo bien hecho, y cuando me vi en la pantalla quedé contenta. Hay trabajos en los que me horrorizo. En El laberinto... me encuentro no diré que increíble, eso jamás, pero bien. Con ella además ha vuelto el reconocimiento. Ha hecho falta que mi gordo maravilloso me haya dado este papel".

"Me he comido muchas mierdas y muchas promociones defendiendo películas indefendibles y no pienso repetir, no quiero que me vuelva a suceder. En mis manos no está el éxito de una película, yo simplemente leo un guión, creo en él y apuesto por él. El último resultado escapa mucho a mi responsabilidad. Lo que quiero es promocionar una película con ganas y creyendo que va a ser digna", dice recostada en un rincón del bar del Casino de Madrid.

¿Se ha vuelto entonces más exigente? "No lo creo. Los actores no nos dedicamos sólo a elegir, estamos a expensas de lo que te proponen. Si pudiéramos elegir, ya diría yo qué directores quiero y qué historias. Pero no es así. También hay un factor muy importante de suerte, como es el hecho de que venga Guillermo del Toro y me quiera para esta película y me dé una oportunidad. Cuando me llega algo bueno, lo aprovecho lo mejor posible. Hay un pensamiento que me ronda siempre en la cabeza: '¿me compensa o no me compensa?'. Pienso en mi serenidad y mi felicidad. No me interesa hacer cine por hacer y ganar dinero. Me tiene que gustar mucho".

Su carrera ha ido de pico en pico. Los personajes atormentados y oscuros son los que le han asegurado ese lugar casi sagrado en la cinematografía española. Nada que ver con ella -"no soy nada atormentada, al contrario soy una loca que necesita humor y muchas risas"-. En medio de una carrera poderosa, tres han sido los picos, los títulos favoritos de la crítica y el público -Amantes, de Vicente Aranda (1991); La buena estrella, de Ricardo Franco (1997) y El laberinto del fauno (2006)-. Ella está de acuerdo pero se resiste a no añadir otros. "Esas películas significaron mucho para mí, fui muy feliz haciéndolas, me aportaron mucho. Pero también hay otras no tan conocidas...". Se le ilumina aún más la sonrisa. "Que a mí me apasionan, como Belle époque, La Celestina o Carreteras secundarias. Eran papeles pequeños, pero quizá son los más me han gustado hacer en mi vida. También recuerdo El año de las luces, con Jorge Sanz. Fui tan feliz. Fue mi descubrimiento".

Hay aún otro título que no quiere dejar a un lado: Y tu mamá también (2001), en el que se estrenó con Alfonso Cuarón como director y con Gael García Bernal y Diego Luna como compañeros de reparto. Conoció con Y tu mamá también su primer gran éxito fuera de España, en Latinoamérica y Estados Unidos, pero no lo aprovechó. "El éxito abre múltiples oportunidades. Lo noto ahora con El laberinto del fauno y lo noté en su día con Y tu mamá también. Fue una película que la vio todo el mundo que la tenía que ver. Me llegaba una oferta detrás de otra. No las aproveché porque me daba tembleque. Me producía taquicardia sólo pensar que me tenía que ir a Los Ángeles siete meses a rodar. Me entró tal ansiedad sólo de pensarlo que lo rechacé todo. No me arrepiento. De lo que sí me arrepiento es de algunas de las películas que he hecho". ¿Cuáles? "No puedo decirlo. Es verdad que nunca sabes qué filme va a ser un éxito, pero tienes clarísimo la que va a ser un fracaso".

Jamás, jamás mira hacia atrás. "El pasado lo tengo ahí pero nunca lo miro, no puedo soportarlo, es una mochila que pesa demasiado, para lo bueno y lo malo. Todo lo magnificamos. A mí me gusta el hoy y el mañana. Tampoco demasiado el futuro, no pienso demasiado en él". Sin embargo, el futuro inmediato para Maribel Verdú está ya ahí. No volverá a desaparecer al menos en un año. Tiene títulos por los que ahora sí está dispuesta a batirse. El primero será El niño de barro, dirigida por Jorge Algora, sobre el primer niño asesino de la historia. Después vendrán, en un orden u otro, Oviedo Express, de su querido Gonzalo Suárez, el filme mexicano La zona, de Rodrigo Pla -"va a ser la bomba"-, y su último descubrimiento: Siete meses de billar francés, dirigida por Gracia Querejeta. "Es la primera vez que trabajo con Gracia. Ha sido mi gran sorpresa. Es la mujer que más puedo admirar. Ha sido increíble, nunca he tenido una complicidad semejante con un director. Ha sido una experiencia que me marcará toda la vida. No sé si volveremos a trabajar de nuevo juntas, tampoco sé lo que pasará con esta película, si estaré bien o mal, pero nunca lo olvidaré. Ha sido bestial".

Tan bestial como su encuentro con Francis Ford Coppola en la alfombra roja de los Oscar, que le da vergüenza contar. "Alguien me tocó por detrás. 'Soy Francis'. Era Coppola, se ha equivocado, pensé. "Ya, yo sé quien es usted, pero yo soy una actriz española". "Sé quien eres y te quiero felicitar por tu carrera y tu último trabajo". Me quedé... casi me desmayo. Me hizo sentir una persona".

¿Qué pensará el taxista de este encuentro?

Maribel Verdú, en el Casino de Madrid, el pasado martes.
Maribel Verdú, en el Casino de Madrid, el pasado martes.CRISTÓBAL MANUEL
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_