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Reportaje:Las grandes obras de la ciudad

El Manzanares se despide de los coches

El viernes se inaugura el túnel exterior de la M-30 que evitará que los vehículos circulen junto al río

Jesús Sérvulo González

El río Manzanares se prepara para su transformación. Su futuro es otro que el que vive ahora mismo: disfrazado por la presencia de grúas, escombros y operarios que ultiman los trabajos de reforma del sur de la M-30 y huérfano de árboles y agua.

A partir del viernes, cuando el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, inaugure el túnel del anillo sur de esta vía de circunvalación, los automóviles desaparecerán de la vista. Circularán todos por los seis kilómetros que mide el subterráneo. La superficie de la ribera del Manzanares se recuperará para los ciudadanos. Atrás quedarán los interminables atascos en el sur de la ciudad. Los conductores no volverán a ver desde el coche ninguno de los siete puentes que jalonan el río.

El nuevo subterráneo mide seis kilómetros y ha costado 522,8 millones de euros
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El Proyecto Río, en el que está incluida esta actuación, permitirá la construcción de una zona verde pública de casi 500.000 metros cuadrados, el equivalente a 50 campos de fútbol. La antigua calzada de la M-30 por superficie será un camino ajardinado con un carril bici que conectará con el anillo ciclista que circundará la ciudad. Pero aún falta tiempo para poder disfrutar de ello. El arquitecto ganador del concurso para el Proyecto Río, Ginés Garrido, estima que aún se tardarán cinco años en hacer la alfombra verde sobre el Manzanares.

El subterráneo del anillo exterior de la M-30 mide 5,9 kilómetros y cuando entre en funcionamiento, el próximo viernes, permitirá las actuaciones para recuperar el Manzanares. El túnel nace en el paseo del Marqués de Monistrol y finaliza en el nudo sur. La infraestructura cambiará el paisaje urbano.

El túnel cuenta, además, con un ramal de entrada de dos carriles desde la avenida de Portugal. Al llegar al tronco principal del subterráneo, cinco carriles conducen hasta el puente de Toledo. A partir de este punto, el túnel se ensancha para dividirse: tres vías en dirección al nudo sur; y otras tres hacia Valencia (A-3).

Pero aún quedan cuatro días para su inauguración. Las líneas discontinuas que separan los carriles no están pintadas. Los paneles luminosos no indican nada. Y los operarios se afanan en ultimar los detalles. Un grupo de trabajadores colgaba, el pasado jueves, algunos de los carteles de señalización vertical. En el interior del túnel la actividad es frenética. Las filas de conos se mezclan con varias máquinas, carretillas elevadoras y plataformas hidráulicas se acumulan en los ramales de acceso. La calzada principal dispone de tramos de conexión de entrada y salida al puente de Segovia, al de San Isidro, el paseo del Marqués de Vadillo y por Santa María de la Cabeza.

En total, 3,9 kilómetros de ramales bajo la superficie. El próximo viernes no habrá ni rastro de las máquinas en esos accesos. Y todo estará impoluto. El Ayuntamiento de Madrid ha invertido 522,8 millones en la construcción de esta infraestructura.

La construcción del túnel no ha sido nada fácil. Para horadar el subterráneo bajo el río Manzanares se han tenido que salvar tres líneas de metro (10, 6, 5) y la línea C-5 del tren de Cercanías.

Además, durante el primer tramo entre el paseo del Marqués de Monistrol y el puente de San Isidro se ha modificado el trazado previsto para eliminar la afección a los viveros municipales de la Casa de Campo.

Los datos técnicos de la megaobra de ingeniería son abrumadores. El túnel se ha tragado 700.000 metros cúbicos de hormigón y 75.000 toneladas de acero. Está formado por 186.000 metros cuadrados de losas de cubiertas...

La infraestructura ha sido ingeniada para respetar el patrimonio histórico. Pasa por debajo de los puentes de Toledo y de Segovia. Los pilares del primero, levantado a mediados del siglo XVII, han tenido que ser reforzados durante la duración de los trabajos al haberse detectado problemas importantes en la estructura de la cimentación del monumento. El puente de Segovia, del siglo XVI, fue reformado durante los años sesenta para permitir el paso de la M-30 bajo sus ojos. Con el nuevo túnel, el viejo puente recupera su esplendor.

El túnel exterior de la M-30 cuenta con modernas medidas de seguridad. El subterráneo tiene 49 salidas de emergencia. Además, cada 150 metros una turbina cuelga del techo. La infraestructura dispone de un sistema de control de calidad del aire, desde donde se gobiernan los 44 ventiladores. Y cámaras de seguridad que estarán conectadas al Centro de Control de Tráfico de la M-30, inaugurado el pasado diciembre. Este centro ha costado 39 millones de euros. En total, los tramos subterráneos de la M-30, que suman 49 kilómetros de túneles y ramales, estarán controlados por 900 cámaras, 400 paneles y 2.500 altavoces.

Túnel de seis kilómetros del anillo exterior de la M-30 que será inaugurado el próximo viernes.
Túnel de seis kilómetros del anillo exterior de la M-30 que será inaugurado el próximo viernes.BERNARDO PÉREZ
Aspecto de un tramo de la M-30, a su paso por el río Manzanares, cerca del estadio Vicente Calderón.
Aspecto de un tramo de la M-30, a su paso por el río Manzanares, cerca del estadio Vicente Calderón.BERNARDO PÉREZ

PRÓXIMAS INAUGURACIONES

Lunes: túnel entre las avenidas de la Ilustración y Ventisquero de la Condesa

Martes: túnel sur de Pío XII

Viernes: subterráneo del anillo exterior de la M-30

La próxima semana: eje de Sor Ángela de la Cruz, a la altura de Infanta Mercedes

Después de Semana Santa: conexión de Embajadores con la M-40 y túnel norte del 'bypass' sur

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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