Temara, una cárcel de tortura bajo sospecha
Durante los 45 días que Mohamed Haddad permaneció en su celda la luz no se apagó. Según su testimonio sufrió parálisis en la mano izquierda y pinchazos en el corazón, perdió 21 kilos de peso y ofreció a sus interrogadores firmar "lo que quisieran" con tal de recuperar la libertad. Al igual que a los presos de Guantánamo (Cuba) le asignaron un número y sólo vio a sus interrogadores. La ley antiterrorista marroquí permite 12 días de prisión preventiva, pero Haddad no era un preso, era un secuestrado, ya que la justicia marroquí no reconoce su detención.
El retrato que describe Haddad sobre la cárcel de Temara es muy similar al que ha hecho Binyam Mohamed Al-Habashi, de 28 años, inglés de origen etíope, conducido en 2002 por agentes de la CIA desde Pakistán a una cárcel de Marruecos y ahora preso en Guantánamo. Philippe Lutcher, de 34 años, investigador de Amnistía Internacional para el Magreb, sospecha que puede tratarse de la misma prisión. Presos de las cárceles secretas de la CIA en Europa han sido trasladados a Marruecos, según fuentes de la UE. El centro de Temara está bajo sospecha y la DST ha sido denunciada por el Comité contra la Tortura de la ONU.
Haddad recuperó su libertad el 30 de abril de 2004. Sus secuestradores le condujeron con los ojos tapados a la estación de autobuses de Rabat, pero la tragedia continuó. Pese a su inocencia, varios medios de comunicación y diputados del PP siguieron señalándole como presunto autor del 11-M. Haddad aguarda un visado y sueña con volver a Madrid a reunirse con su mujer e hijas. "La distancia es peor que el secuestro", dice.
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