A cinco euros el vídeo casero
A ‘Otto’, uno de los gatos de Zack Scott, le gusta echarse de vez en cuando una siesta dentro del refrigerador. Scott, ingeniero informático de 25 años y residente en el Estado norteamericano de Oklahoma, es una de las miles de personas que cuelga vídeos de sus mascotas en Internet, pero, a diferencia de la gran mayoría, las monerías de Otto le han hecho ganar más de 250 euros. El vídeo del minino echando una cabezadita entre botes de ketchup y latas de refresco ha sido visionado más de 67.000 veces en la web de Metacafe, empresa que abona un porcentaje de sus ingresos publicitarios a los creadores de los vídeos más descargados. En esta web, Scott también ha colgado clips en los que plantea acertijos numéricos o en los que explica cómo hacer que el sistema Windows XP arranque más rápido. En total, 53 películas caseras que le han convertido en uno de los autores más célebres, con unas ganancias que superan los 9.500 euros.
Por un lado, el consumo masivo de archivos de vídeo aumenta cada día debido a la generalización de la banda ancha, y por otro, cada vez son más los que graban una pieza y la cuelgan en Internet gracias al abaratamiento de la tecnología digital. Páginas como la de Metacafe o www.revver.com ya están compartiendo sus beneficios con quienes producen los contenidos más vistos, en un intento por estimular la creatividad y aumentar la calidad. Un sistema que también planea adoptar la todopoderosa YouTube.
Revver inserta un anuncio al final de cada vídeo. Cada vez que alguien pincha sobre él, el creador de la pieza percibe una cantidad. Por su parte, Metacafe recompensa con 100 dólares (unos 75 euros) a los vídeos que superan los 20.000 visionados. A partir de ahí, la web paga al autor cinco dólares por cada mil visitas adicionales. El objetivo es lograr que la pieza se vuelva vírica; que se extienda de página web en página web y que sea la broma o el chiste que se manda a los amigos por correo electrónico. De momento, el éxito parece corresponder a clips de escasa duración que contienen gags o situaciones sorprendentes: desde una cría de oso panda que estornuda, a una botella de refresco que explota al mezclarla con unos caramelos mentolados (todo un éxito que ha hecho ganar a sus autores unos 26.000 euros). Según Zack Scott, la clave es que el vídeo provoque una emoción intensa en el que lo está viendo. “Tiene que hacerle reír, sobresaltarle o iluminarle de alguna manera”.
Otras páginas, como www.cruxy.com, permiten que el autor de la pieza establezca un precio (que casi nunca supera los 1,50 euros) que el internauta debe abonar para descargar el contenido completo. La web, por su parte, percibe un porcentaje en torno al 20% como intermediaria de la transacción. “Sobre todo, tenemos documentales, cortometrajes o montajes de videoarte, y también música. Más que el típico sitio con contenidos cómicos, somos una especie de canal de pago por visión”, explica Will Meyer, cofundador de la web, cuyo objetivo es prestar un servicio a los creadores de la era multimedia, generando una comunidad y sirviendo como plataforma de lanzamiento para aquellos con verdaderas aspiraciones profesionales o artísticas.
Las cifras aún no atraen a grandes productoras de televisión y cine, pero sí a aquellos que pueden empezar a obtener beneficios económicos de algo que empezó como un hobby. Juan, Jaime, Ramón, Miguel y Yolanda son cinco amigos madrileños que realizan cada semana, como aficionados, un divertido episodio casero para su delirante videoblog, www.frikitv.com. Puesto que en España no hay ninguna web que remunere a los creadores, han enviado algunas de sus obras a Metacafe.
Por otro lado, profesionales como Moisés Romera y Marisa Crespo, responsables de la productora valenciana Proyecta Films, también envían cortometrajes a la web, intentando obtener algo de rentabilidad de un formato que normalmente no tiene salida comercial. Pese al inconveniente de que la web es angloparlante y sus respectivos cortos están en castellano, los madrileños han logrado desde octubre unos 2.000 visionados, y los cortos de Proyecta Films han superado los 12.000. “Si quieres ganar dinero, ahora es más fácil hacer un vídeo de tu gato. Lo que está claro es que el formato tiene futuro, de aquí a 15 años, Internet habrá fagocitado la televisión” afirma Romera.
Hágame caso y compre una casa aquí
Brad Inman, cofundador de la web www.turnhere.com, está convencido de que la descarga de vídeo es el futuro de la publicidad en Internet. Su empresa produce películas publicitarias para agentes inmobiliarios, oficinas de turismo o cadenas hoteleras, y las cuelga en su página. Los clips, más que anuncios al uso, son testimonios en primera persona sobre un determinado bien o servicio. De esta manera, una tal Anne Kaiser cuenta durante tres minutos lo maravilloso que es tener una casa en el lago Tahoe, mientras se muestran imágenes intercaladas de su chalé y los alrededores. En otro vídeo, el gerente de un hotel de Hong Kong se convierte durante cinco minutos en el guía de un tour por la ciudad. “La gente que tiene curiosidad por viajar a un sitio prefiere ver lo que se va a encontrar en el lugar, antes que saber que la cadena hotelera tiene 10.000 almohadas. Quiere ver algo informativo y creíble”, señala Inman, que ante todo destaca el escaso coste de producción y distribución. “Gracias a eso, ahora tenemos anunciantes que pueden permitirse tener varios vídeos específicos, en lugar de un anuncio en televisión”.
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