"En las Fallas he visto algún meteorito y gordo"
El vicepresidente de la Federación Internacional de Astronáutica y gestor del Programa Nacional del Espacio tiene que compatibilizar sus arduas obligaciones profesionales con las que se derivan del acontecimiento de que su hija Marta sea la fallera mayor de Valencia. Para relajarse de tanta actividad, Víctor Reglero (Oviedo, 1953) juega a matar marcianitos en Internet. Es un apasionado de StarCraft y de los juegos de combates porque lo relajan de la realidad.
Pregunta. Su hija sale más en la tele por ser fallera mayor que usted, que es una autoridad en astrofísica. ¿No es contraproducente?
Respuesta. Es normal. Tienes diversas funciones en la vida. Mi hija es ingeniero en telecomunicaciones y no tenía que salir en los periódicos salvo por el hecho de ser fallera mayor. Cumple esa función que dura un año.
"En las Fallas hay agujeros negros que absorben y lo concentran todo y si pudieran no dejarían ninguna libertad"
"Para que la creatividad pueda tener lugar, hay que dejarle sitio. El universo lo hace. Si no quemáramos las fallas, la creatividad bajaría"
P. ¿Vive colgado de la cola del cometa?
R. Sí. La cabeza es la fallera mayor y yo soy una de las colas. La otra es su madre. Lo estoy viviendo fenomenal.
P. Estos días usted ocupa un observatorio privilegiado en el balcón del Ayuntamiento. ¿Está cartografiando la galaxia fallera?
R. Sinceramente, sí. Siempre he sido fallero pero de base. Para mí eran desconocidos los niveles superiores. Entonces, sí que estoy observando.
P. ¿Y qué conclusiones está sacando?
R. Las Fallas son un fenómeno peculiar, sin parangón en España. No sólo es una fiesta: es una actividad continuada, del 20 de marzo al 19 de marzo. El casal fallero cumple una función social. Es un sitio adecuado para reunirse a un precio módico.
P. Toda la energía de la ciudad se concentra en un punto en el momento cero de la mascletà. ¿Es como el big bang?
R. Sí, la fallera mayor lo dijo en la crida. La mascletà es lo que antiguamente era una campana de una catedral que llama a la ciudad, y además lo hace con sonidos, con humo. Eso a mí me gusta.
P. ¿Qué es lo que sostiene el universo de las Fallas?
R. Por un lado está la tradición, que siempre cuenta. La cohesión social que proporcionan... El refugio al individuo solitario frente a una ciudad que muchas veces es hostil. Creo que eso es importante. Y la fiesta, que es una cosa muy mediterránea.
P. Pero el cielo de las Fallas es precopernicano, ¿no?
R. No, las Fallas son posteriores a Copérnico.
P. ¿No están pegadas sus estrellas en una cúpula de cristal?
R. Como científico me tengo que atener a los datos. Si están desligadas o no de la sociedad... Bueno, yo me atengo a los números. En Valencia somos un millón de habitantes, aproximadamente, hay 385 fallas y 120.000 falleros. Es un 20% de la población. Debe ser algo que tiene sentido.
P. ¿En las Fallas hay mucho meteorito suelto buscando algo contra lo que chocar?
R. Me da alguna impresión de que sí. Una cosa es el fallero, otra el presidente y otra las luchas por el poder entre presidentes, agrupaciones... También hay una sana competición para tener el primer premio. Y eso es legítimo. Pasa en las empresas y las universidades. Las Fallas, como cualquier cosa social, reflejan la estructura que hay detrás de ellas. Meteoritos, los hay. Sí, he visto alguno. Y gordo.
P. ¿Y agujeros negros?
R. Sí, seguro. En mi caso son claramente identificables. Cosas que absorben y lo concentran todo si pudieran. Que no dejarían ninguna libertad. En el fondo el agujero negro es eso, donde la teoría de información alcanza su límite. En el agujero negro no se ve ni la luz. No sabes lo que hay porque no hay ninguna información que pueda emerger. Es la negación del movimiento. La negación de los grados de libertad. Y algún agujero que otro sí que he intuido, porque no se ven. Son negros.
P. ¿Cuál es el correspondiente fallero de la Vía Lactea?
R. Para mí, la crida. Es un acto voluntario que hace la fallera mayor, un llamamiento a la fiesta, pero para algo. Es el que más me emocionó: declaraciones de germanor, concordia, tolerancia, diversión... Además, la falla tiene una cosa bonita: la creas y la destruyes para volverla a crear. Esa renovación es la esencia del universo. Para que la creatividad pueda tener lugar hay que dejar sitio a la creatividad. El universo lo hace. La biodiversidad es una consecuencia de la libertad y de organismos que dan paso a otros. Si no quemáramos las fallas, al año que viene estarían ahí. No habría tanta iniciativa y la creatividad bajaría.
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