Cine para entenderse
Ya está aquí la tradicional convocatoria de premios y homenajes. Tras el impulso del espectacular tinglado de los Oscar, y hasta el próximo verano, seguirán chorreando premios y más premios, aunque pocos alcancen relieve mediático. Destacan entre ellos los del festival de Málaga, que comienza hoy: suelen contentar a tirios y troyanos.
Esta vez recibirá un premio el grande e irrepetible Alfredo Landa, que ha anunciado oficialmente su retirada del cine, algo lamentable de ser cierto; similar decisión tomó hace unos veinte años el director Antonio Isasi, que presidirá el jurado de este mismo festival; y la misma Sara Montiel anunció su retirada del cine hace tiempo, desoyendo tontamente buenas ofertas, como la de Pedro Almodóvar. Sarita también recibirá su homenaje en Málaga, con motivo del 50º aniversario de El último cuplé. Contrapuntos a estos premios serán los que se otorguen a la estupenda Carmen Maura, recuperada por Almodóvar; al director Bigas Luna, 25 años después de su éxito Jamón, jamón (con libro onomástico de Javier Angulo, incluido), y el productor Emiliano Otegui, vinculado al cine de Amenábar, entre otras buenas películas.
En medio del delirio de llamadas a guerras santas y con un telón de fondo feo para el cine español, en algunos debates gremiales sobre la futura ley que estos días se celebran, hay quienes siguen llamando "pancarteros" a los del cine, para salir ellos mismos corriendo a enarbolar oportunistas pancartas con motivos peregrinos...
Como contraste, una buena foto de concordia sobre este país, al menos del país del cine: en Málaga, en armonía, se va a festejar a artistas de géneros contrapuestos del cine español: desde la Saritísima al landismo, desde la chica progre de la transición a un catalán sorprendente aficionado a la erótica, y finalmente a un productor de los tiempos modernos; y de forma indirecta, también al jurado Antonio Isasi, hombre de acción en el cine de los años sesenta y setenta, el más cosmopolita de entonces. Artistas de distinto pelaje, a la vez buenos y malos, míticos y también como de la familia, divos y personas... sin más ponzoña que ese candoroso meterse con los suyos, tan habitual entre cómicos. Todos ellos han sobrevivido a diferentes leyes de cine y a sus correspondientes polémicas, sin ir demasiado lejos a la que se armó con la famosa ley Miró, a convulsiones sociales, enfrentamientos políticos... y, sin embargo, han seguido caminando juntos. Es bueno que se les premie. José Luis Coll, que fue poco premiado en su vida, decía en el programa Epílogo que el mundo va a mucha velocidad, "a la misma que se va olvidando el pasado". En Málaga estarán cinco grandes contra el olvido y el enfrentamiento crispado.
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