Una casa o una condena
La Asamblea por la Vivienda rechaza la Hipoteca Joven municipal
De nada ha servido el acuerdo al que ha llegado Ana Botella, concejal de Empleo de Madrid, con la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) para sacar adelante la llamada "Hipoteca Joven del Ayuntamiento de Madrid". De nada, porque los jóvenes de la Plataforma por la Vivienda Digna le han salido al paso diciéndole que lo único que consigue con esas ofertas, que "ayudan a los jóvenes a hipotecarse durante 50 años", es "contribuir a sostener y aumentar los desorbitados precios" de las viviendas. El movimiento por una vivienda digna se inició a través de Internet convocando una sentada para el 14 de mayo de 2006.
Está claro: hay un problema con el acceso a la vivienda, el de un derecho (artículo 47 de la Constitución) convertido en un bien de lujo. Y, como casi siempre, cada problema tiene más de una solución.
Está la opción Botella: ofrecer, a través de la CAM, las mejores condiciones de compra posible. Es decir, financian el 100% del valor de tasación, cuando lo normal es el 80%. O sea, el banco presta todo el dinero (incluido IVA, gastos de notario...) y no es necesario tener un ahorro previo para la entrada. Y el plazo de devolución es de 50 años, cuando lo habitual son 40. O sea, dan 50 años para pagar la casa de su vida. Además, ofrece un interés bajito, menor al Euribor (el que marca el mercado y que no ha dejado de subir en los últimos años), durante los seis primeros meses y, después, el Euribor más un margen (los beneficios del banco) de entre un 0,35% y un 0,85% en función de los riesgos que la entidad considera que asume con el cliente.
Visto por expertos inmobiliarios es una oferta golosa, aunque se puede encontrar también en el mercado en algunas cajas. Visto por los promotores es "un producto muy bueno que no se puede encontrar en el mercado en su conjunto".
Pero la cuestión es que es un producto para comprar no recoge otras opciones para vivir en una vivienda digna. Y, por otra parte, el ayuntamiento, de ese modo, no tiene que invertir un euro en la solución del problema de acceso a la vivienda. Le basta con invitar a las cajas y bancos a hacer sus ofertas, como hizo, y publicitar la que considera mejor. Bien visto.
Sí, bien visto, si la voluntad de los jóvenes fuera comprar. Pero deja de ser una buena oferta y una buena solución cuando huyen de la opción de compra por miedo a "la condena" de la hipoteca, casi vitalicia. "La intervención de la administración debe ir en sentidos radicalmente distintos como limitar la cuantía y los tiempos de retorno de los préstamos hipotecarios, satisfacer la necesidad de alojamiento de las familias con menos recursos, potenciando las viviendas protegidas, y fomentar el alquiler grabando a quienes mantienen los tres millones de viviendas vacías en España, como ocurre en otros países. Además, crear más demanda de compra, implica más especulación y más burbuja inmobiliaria", dicen.
Dos filosofías, dos conceptos. El de Botella, que tiende a perpetuar la tendencia del español medio de tener una vivienda en propiedad, y el de la Plataforma por la Vivienda que busca vivir en un sitio digno sin hipotecarse de por vida.
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