Ribeiro y albariño contra 'coca cola'
La Fevino de Ferrol atrae a importadores de EE UU en busca de caldos blancos
Enólogos, productores, consejos reguladores y distribuidores se reúnen estos días en Ferrol en la V Feria del Vino, Fevino, que se celebra en las instalaciones de Punta Arnela, en A Malata. Más de 600 bodegas de todo el mundo participan en esta cita anual de catas e intercambios comerciales que se celebra en Galicia. Precisamente, el prestigio de los vinos blancos gallegos ha despertado el interés de un grupo de importadores americanos que quieren explotar el auge de los caldos españoles al otro lado del Atlántico.
Decir que el vino es sólo el jugo de la uva sería como reducir la catedral de Santiago a un montón de piedras. Técnicamente es el resultado de la fermentación alcohólica del zumo de uvas pero en la práctica es toda una ciencia, la enología, y un lujo para los sentidos que traspasa fronteras.
Juan Benítez, se dedica a la importación de vinos y licores pero hace años fue sumiller en el club Siglo XXI de Nueva York frecuentado por artistas y aún recuerda la preferencia de Frank Sinatra por los vinos riojanos. Para los no iniciados, adentrarse en el mundo de la enología requiere sosiego, un buen olfato y mejor paladar. Se exige además, manejar con soltura un lenguaje propio que cataloga los caldos en función de su cepa, aroma y gusto con calificativos como afrutado, áspero, espumoso, aterciopelado o salvaje.
Desde el pasado sábado, en Ferrol se habla de vinos y sobre todo de negocios dentro de la quinta feria del sector que se celebra en Galicia. Más de 60 expositores en representación de 600 bodegas exhiben y promocionan más de 2.000 vinos diferentes en una superficie de 5.000 metros cuadrados por la que según el director de la feria, Domingo Basoa, ya han pasado más de 3.000 visitantes en los últimos días. "Está siendo un buen año y los expositores están encantados", señaló Basoa, "en esta feria no se vende nada, se degusta y se promociona. Esa es nuestra filosofía".
Como en ediciones anteriores, Fevino se ha dividido en dos para satisfacer las necesidades del gran público y las del sector. Durante el fin de semana, la feria abrió sus puertas y botellas a los aficionados y curiosos, pero hoy únicamente los profesionales vitivinícolas pueden acceder al recinto, entre ellos un grupo numeroso de compradores estadounidenses interesados en hacer negocios con las bodegas gallegas. Los expertos señalan el prestigio y la proyección que están teniendo en los últimos años los vinos españoles en ese mercado, fundamentalmente en la costa este, pese a que los estadounidenses "no tienen cultura del vino", como señala Javier Aparicio, uno de los responsables de la cámara de comercio de España en EEUU. "Es un gran mercado potencial", asegura, "en los últimos cinco años se duplicó e incluso se triplicó, pero hay que educar al consumidor y mejorar el marketing para competir con los caldos de California y Australia".
Cepas, vendimia, barricas, temperaturas, corchos, embotellado y etiquetado. Todo influye en el proceso de elaboración de un buen vino que los enólogos controlan al detalle y que determinará posteriormente su precio de mercado. Un proceso de elaboración lento y a veces impreciso donde también se imponen las nuevas tecnologías.
Precisamente, los enólogos y bodegeros defienden una "vuelta a las raíces" para evitar "el exceso de mecanización del proceso". Rafael Vivanco, responsable de la bodega riojana Dinastía Vivanco, defiende que hay que "innovar y recuperar la esencia". Vivanco destaca la proyección y calidad de los vinos blancos gallegos. "Son vinos genuinos, con uva autóctona que no se ha mezclado y conservan toda la frescura del Atlántico". Esa autenticidad de los caldos gallegos también parece haber impresionado a los empresarios norteamericanos. Por eso Juan Benítez se ha marcado un objetivo: "Que los americanos compren vino igual que compran coca cola".
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