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Reportaje:

Revolución de compradores

La nueva comisaria europea de Protección al Consumidor intenta fortalecer el poder del cliente en los 27 países de la UE

Ana Carbajosa

Son las cinco de la madrugada y Meglena Kuneva, la nueva comisaria de Protección del Consumidor, ya está en pie. Ha amanecido en Berlín y despedirá el día en Bruselas, donde se instaló el 1 de enero, fecha en la que su país, Bulgaria, ingresó en la Unión Europea. Es una de los 27 comisarios -uno por cada país de la UE- que, a modo de ministros, se reparten el Gobierno de la Unión. A ella le toca una cartera nueva, creada para la ocasión y que promete ganar peso en los próximos años. A los problemas tradicionales de los 493 millones de consumidores europeos se le suman los que nacen de las nuevas tecnologías y sobre todo, las compras por Internet.

Los eurobarómetros cuentan que los ciudadanos perciben a Europa como una torre de marfil donde un puñado de burócratas toman decisiones de espaldas a la población; una imagen que obsesiona al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, que ha visto en la cartera de Kuneva una oportunidad para conectar a los europeos con Bruselas. La comisaria búlgara quiere dejar atrás el paternalismo que las autoridades tradicionalmente ejercen con los compradores. Piensa que los consumidores son capaces de propiciar una revolución si se lo proponen, "sólo hace falta que sean conscientes de su poder". Por eso, esta liberal de 49 años se entusiasma cuando escucha hablar de la huelga de teléfonos móviles convocada en España esta semana.

La comisaria europea se entusiasma al oír hablar de la huelga de móviles en España
"Hay que dictar leyes, las mismas para toda Europa", afirma Meglena Kuneva

A las ocho y media de la mañana, ya en Bruselas, entra por la puerta de su gabinete, en el flamante edificio de la Comisión Europea. Allí les esperan sus colaboradores: un finlandés, una belga, una alemana, una italiana, un irlandés y tres búlgaros. Despacha con el jefe de su gabinete, John Bell, un irlandés que piensa que la UE está ahí para quitar el miedo a la gente. "En la era de la globalización, los europeos tienen miedo de China, de India... y la UE tiene que dar respuestas a estos desafíos", dice. Echa mano de la última metáfora de moda en Bruselas, la del GPS. La de la bicicleta -si se deja de pedalear, se para y se cae- se ha quedado vieja. Ahora la Unión quiere ser como un GPS, "algo que te diga en todo momento dónde estás y qué dirección tomar".

Son más de las nueve de la mañana y el chofer y el coche oficial ya esperan a Kuneva para llevarla hasta el Parlamento Europeo, a cerca de un kilómetro de distancia. La comisaria acude para presentar a la Comisión de Asuntos Jurídicos su Libro Verde, el primer paso hacia la redacción de una ley, cuya iniciativa corresponde a la Comisión Europea. Esta licenciada en Derecho y especialista en medio ambiente teme que los eurodiputados le saquen los colores.

Kuneva habla de los consumidores como motor de la economía europea y defiende la necesidad de que los ciudadanos compren cada vez más fuera de sus países a través de la Red. Al término de su intervención, cosecha una salva de aplausos. "Esto ha sido pan comido", dice un miembro de su gabinete. "Sí, pero lo importante es que apoyen la directiva de crédito al consumo", le recuerda Kuneva, temerosa de que la Eurocámara tumbe el texto como ya hizo en el pasado. Esta ley, que pretende unificar las garantías que los bancos deben otorgar a los clientes, se encuentra ahora bloqueada en el Consejo Europeo -la institución donde están representados los Veintisiete-, principalmente porque Alemania se niega a que la UE le diga cómo tiene que regular este asunto. Cuando la ley obtenga el visto bueno del Consejo debe volver al Parlamento, donde será sometida a votación en segunda lectura. Kuneva sabe que tiene que recabar todo el apoyo posible para cuando llegue ese momento.

Vuelta al coche oficial. Y vuelta a Schuman, la emblemática plaza que acoge el edificio de la Comisión, el del Consejo Europeo y el Residence Palace, convertido hoy en centro de prensa internacional. En una de las salas se celebra una jornada sobre "crecimiento y empleo", en la que Kuneva participa junto al secretario general de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Kuneva insiste en su idea de que Internet da nuevos poderes al consumidor, que ahora tiene mucho más donde elegir, lo que le hace más capaz de modelar el mercado y sus ofertas. "A partir de ahora vamos a ver muchas más historias como la de Nike y el trabajo infantil. La opinión pública es crucial y en Internet corre como la pólvora". "Los consumidores no son niños pequeños a los que proteger, son adultos que han de tener información para poder elegir", son algunas de sus ideas.

Piensa, además, que hasta ahora se ha prestado mucha atención a las empresas y poca a los consumidores. Una compañía española que quiera instalarse en Bulgaria lo tiene relativamente fácil para comprar una sede, exportar y desarrollar su actividad con facilidad. Sin embargo, un español que quiera comprar una chaqueta en Bulgaria lo tiene mucho más difícil a la hora de exigir que le devuelvan el dinero si no está satisfecho, o si el producto no llega nunca a su destino. Las estadísticas demuestran que estas navidades se han disparado las compras a través de Internet, pero que sólo un 6% de los europeos compra productos de otros países de la UE. Tirar abajo las fronteras del consumo y crear un mercado único es su mantra.

"Las leyes son demasiado diferentes entre los países europeos, y esto tiene que cambiar. Tengo 31 meses por delante". Kuneva se encuentra cómoda subida en el tren liberalizador de la "comisión Barroso". Piensa que la libre competencia propiciará una bajada de precios y los consumidores tendrán más dónde elegir. Aunque, a diferencia de otros miembros del Ejecutivo comunitario como Neelie Kroes, la todopoderosa comisaria europea de competencia, piensa que el Estado debe intervenir para marcar las reglas del juego. "El mercado por sí solo no es suficiente. Hay que dictar leyes, las mismas para los Veintisiete". La charla termina y se acercan a hablar con ella representantes de algunas empresas, siempre al quite en Bruselas.

De vuelta en el despacho, más reuniones y clase de conversación de francés, en la que hoy toca hablar de cine y de literatura. Almodóvar y Eduardo Mendoza están entre sus autores favoritos. Mañana es miércoles y hay colegio de comisarios, la reunión semanal en la que se toman las decisiones, y Kuneva la prepara a conciencia con su jefe de gabinete. En ellas, cada comisario expone sus temas y opina sobre las cuestiones más candentes. De momento, Kuneva ha optado por la discreción en estos encuentros, "al principio hay que ir con cuidado", dice. Pero esta madre de un hijo de 21 años no es una recién llegada a Bruselas. Lideró durante siete años las negociaciones de ingreso de Bulgaria y durante ese vía crucis se enamoró del proyecto europeo.

No le preocupa que la Constitución haya entrado en barrena ni que la falta de un sistema de toma de decisiones adecuado mantenga a la UE semiparalizada. "Europa es la solución", dice parafraseando a Ortega y Gasset. Mañana le toca comparecer ante la prensa para explicar la puesta en marcha de una red europea para combatir estafas como las curas milagrosas o los clubes de vacaciones con gato encerrado.

La nueva comisaria europea de Protección al Consumidor, en una conferencia de prensa en Bruselas.
La nueva comisaria europea de Protección al Consumidor, en una conferencia de prensa en Bruselas.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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