Oportunidades
No es exagerado decir que Valencia se encuentra en este momento con un potencial de transformación cualitativamente impresionante. La Copa del América ha tenido sin embargo unos efectos contundentes sobre la ciudad. Siempre se ha dicho que Valencia vivía de espaldas al mar. El Grau, el Cabanyal, Natzaret, eran percibidos como poblados distintos y hasta lejanos. El parque natural de la Albufera y las playas del Saler, eran una excursión; la Malva-rosa una playa, que según una encuesta reciente, la mayoría de los valencianos no ha utilizado jamás; todo ello por no hablar del puerto, ese país desconocido, con valla fronteriza al que había que acceder a través de una aduana. Pues bien, gracias a la Copa y por imperativo contractual con ACM, se ha conseguido hacer mucho y a buen ritmo. El Consorcio Valencia 2007 ha sido el lugar de encuentro de las tres administraciones implicadas, la Administración Central del Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento. En ese foro, se han negociado temas importantes, de forma pragmática y a veces dura, pero creo que siempre a favor de la ciudad. El resultado está a la vista. Se han dado pasos para un encuentro de Valencia con su puerto sin precedentes en nuestra historia. En septiembre de 2006, el Consorcio convocó un concurso internacional de ideas para la ordenación futura de las instalaciones de la Copa; el Estado incorporó al ámbito del mismo espacios portuarios adicionales, los ocupados por astilleros y por Contenemar, para su futuro desarrollo urbano, y el Ayuntamiento incluyó el PAI del Grau. En total, se planteó a los concursantes la ordenación de 1.300.000 metros cuadrados. Un jurado internacional ha valorado las 59 propuestas llegadas de todo el mundo y ha elegido dos, las desarrolladas por GMP y por los arquitectos Nouvel y Tomás. Son distintas, pero se trata de un concurso de ideas y no de proyectos y en ambas hay conceptos compatibles. Hasta aquí el presente. El futuro no es tan cierto aunque lo lógico, lo que nos gustaría, sería que el Ayuntamiento desarrollara el PAI del Grau basándose en las ideas premiadas y que los poblados marítimos se incorporaran a todo este proceso. El Estado y la Autoridad Portuaria, deberían otorgar al Consorcio, basándose en los acuerdos existentes, la concesión de las instalaciones utilizadas para la celebración de la Copa, y en cuanto se pueda, la del suelo ocupado por astilleros y Contenemar. El Consorcio, o la entidad en la que se transforme después de la regata, tendrá que ejecutar las obras previstas en su ámbito, muchas de ellas de desmantelamiento de instalaciones que se concibieron como temporales, y su explotación posterior, no su enajenación, servirá para amortizar el préstamo del ICO que ha hecho posible la transformación de la dársena, la construcción de la marina y demás infraestructuras. Amortizado el préstamo, entiendo que todo ese patrimonio público debe pasar como tal al Ayuntamiento de Valencia. Y una última cuestión, tendremos que convencernos de que no es posible continuar con el aislamiento del puerto respecto a la ciudad. La interrelación es imprescindible y la toma de decisiones consensuadas, necesaria.
Fabián Llisterri es ex decano del Colegio de Arquitectos y consejero del Consorcio Valencia 2007
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