Nadie recuerda a Jodorkovski en la 'capital' de su imperio
Resucitada por las nuevas inversiones, la ciudad que albergó a la petrolera Yukos se desentiende de la condena de su ex propietario
"Mijaíl Jodorkovski siempre fue un extraño aquí". Zhana Sómova, directora de un periódico de Nefteyugansk, explica de este modo por qué esta ciudad siberiana, que fue sede de la principal empresa del imperio petrolero Yukos, ha sido tan indiferente al encarcelamiento y condena del hombre que hasta 2004 controló Yuganskneftegaz. La producción de esta compañía (56 millones de toneladas de crudo en 2006) equivale por sí sola al 12% del crudo de Rusia y a la producción de Colombia y Ecuador juntas.
Yuganskneftegaz fue la codiciada joya que Mijaíl Jodorkovski logró conquistar gracias a las privatizaciones de los años noventa del pasado siglo. El Kremlin la recuperó en diciembre de 2004 mediante una truculenta subasta destinada en teoría a satisfacer al fisco. El 77% de las acciones de Yuganskneftegaz se adjudicaron a una firma fantasma que pagó 9.350 millones de dólares (7.100 millones de euros), mucho menos del valor mínimo estimado por las consultoras independientes.
"Preferimos ir en la dirección marcada por Putin", dicen algunos con pragmatismo
Tras un tira y afloja con Gazprom, el monopolio del gas ruso, Yuganskneftegaz fue integrada en Rosneft, una petrolera controlada por el Estado, que de la noche a la mañana se convirtió en la segunda del país. Gracias a su compra, Rosneft casi ha cuadriplicado su producción, de 21 millones de toneladas en 2004 a 81,7 millones en 2005. Igor Sechin, uno de los jefes del aparato administrativo de Vladímir Putin, dirige el Consejo de Administración de Rosneft, que ganó su causa en los tribunales y acabó de legitimar su adquisición con su salida a la Bolsa de Londres en 2006.
Si no fuera por el emblema Rosneft que sustituyó al rótulo de Yukos en la fachada principal de Yuganskneftegaz y por cuatro ejecutivos relevados, podría creerse que nada se ha alterado en la compañía en torno a la que gira la vida de Nefteyugansk, una localidad de 114.000 habitantes, fundada en 1967 para albergar a los petroleros que llegaban a explotar los yacimientos vecinos.
Tras la compra, Serguéi Bogdánchikov, el director ejecutivo de Rosneft, se personó en Yuganskneftegaz y pidió a los empleados que siguieran en sus puestos. Además de conservar la plantilla, Rosneft pagó las deudas acumuladas durante la agonía de Yukos, adoptó sus métodos de trabajo e hizo suyos los proyectos sociales de la compañía arruinada.
Los petroleros y los contratistas (hoy cerca de 6.300 trabajadores en plantilla y 23.000 en empresas de servicios) respiraron aliviados. El director general de Yuganskneftegaz, Serguéi Kudriashov, ascendió a vicepresidente de Rosneft y se trasladó a Moscú, desde donde insiste en la necesidad de "aprender y crecer profesionalmente". En Yuganskneftegaz, le sustituyó otro petrolero profesional, Vladímir Bulba, que no opina de política, pero que en 2006 se afilió a Rusia Unida, el partido de los seguidores de Putin, y fue elegido diputado provincial.
Los directivos de Yuganskneftegaz hablan de la empresa como si Yukos no hubiera existido. Si se les pregunta sobre los cambios respecto al pasado, citan un mayor control de los oleoductos y mayor planificación. Sobre el terreno, no obstante, es difícil percibir las diferencias, pues Rosneft utiliza los mismos métodos de extracción que Yukos y no ha resuelto el problema ecológico que suponen las gigantescas antorchas donde se quema el gas asociado al crudo.
De los 4.000 millones de metros cúbicos de gas asociado que produce al año, Yuganskneftegaz recicla entre el 5% y el 10% y el resto se consume en llamas que rompen el blanco paisaje invernal.
En los yacimientos de Priobsk, los principales de Yuganskneftegaz, el medio ambiente sigue siendo víctima del contencioso entre el Kremlin y Yukos. Un total de 3.100 millones de metros cúbicos de gas (el equivalente al 10% del consumo anual de España), que hoy se queman en Priobsk, se emplearán para producir energía eléctrica en 2008. Yukos había planeado aprovecharlos ya en 2005, pero no pudo porque sus inversiones estuvieron congeladas dos años, según la ingeniera Yelena Shugina. Las luchas en torno a Yukos y el destino de Jodorkovski no parecen importar a nadie en Nefteyugansk. En Priobsk trabajan firmas extranjeras, como Halliburton o Schlumberger, que tiraron la toalla al acumularse las deudas y volvieron cuando Rosneft las pagó.
Zhana Sómova reconoce que Zdravstvuite Nefteiuganstsi, el semanario que dirige, se limitó a recoger las informaciones de la fiscalía sobre los problemas del magnate, que cumple una condena de ocho años en un penal cercano a China. "Estábamos preocupados por nuestro destino, no por Jodorkovski, que nunca fue uno de nosotros".
Con el tiempo, Jodorkovski llegó a establecer una buena colaboración con la ciudad, tras las dificultades iniciales de adaptación a la industria petrolera. Sin embargo, señala la periodista, Jodorkovski, "con sus motivaciones políticas" y su "educación occidental", no puede compararse con Serguéi Bogdánchikov. En su opinión, el director ejecutivo de Rosneft es "un profesional del petróleo", "un garante de estabilidad" y un hombre "razonable y patriótico", "cercano al actual presidente".
Para Zdravstvuite Nefteiugantsi, la llegada de Rosneft ha sido rentable. Si Yukos le pagaba una página de publicidad (redactada como información), Rosneft le paga cuatro páginas. La revista, con una tirada de 5.000 ejemplares, sale en color y Sómova goza de la protección del alcalde para divulgar el programa de mejora de la vivienda y la sanidad y hacer campaña en pro del fomento de la natalidad.
En el canal de televisión Intelkom, perteneciente al empresario Vladímir Semenov, tampoco se ocuparon especialmente del destino del ex propietario de Yukos. "¿Por qué tendría que interesarnos el tema?", afirma un periodista de la compañía.
Intelkom tiene también un contrato informativo con Rosneft, que presenta sus programas a los televidentes y proporciona a los periodistas "comentarios de expertos cualificados".
La apatía frente a las vicisitudes de Yukos contrasta con la energía que el director del canal, Vasili Guskov, despliega en busca de materiales comprometedores contra uno de los contrincantes de su patrón en las elecciones regionales del 11 de marzo.
Aparte de empresas de transporte y perforación, Semenov es dueño de El Imperio, el principal centro de esparcimiento de la ciudad, que alberga un casino, máquinas tragaperras, una bolera y varios restaurantes con menú de lubina y gambas. La fachada de El Imperio está iluminada con tubos de neón que dibujan las siluetas de palmeras y un entorno tropical. La decoración contrasta con las temperaturas inferiores a los 40 bajo cero.
Las dificultades de Yukos en su última época causaron penurias a los habitantes de Nefteyugansk. Hoy, la ciudad se desarrolla, construye viviendas y aumenta su población, en parte porque los jubilados, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, prefieren quedarse aquí para gozar de unos servicios sociales más desarrollados que en otras regiones de condiciones más benignas, pero sin materias primas.
En privado algunos echan de menos las "interesantes" conversaciones con Jodorkovski, que permitían "comprender mejor el mundo". Eso no les impide afrontar el presente con pragmatismo, por llamarlo de alguna manera. "Aquí vive gente muy concreta, que no se dedica a la política. No nos gustan las discusiones. Preferimos ir en la dirección marcada por el presidente Putin". "Con Rosneft no hemos perdido nada. Sólo hemos ganado", afirma Zhana Sómova.
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