Recapitulación
Zapatero aprovechó su presencia en la conferencia municipal del Partido Socialista de Euskadi para recapitular la posición del Gobierno en la lucha contra ETA tras el atentado de Barajas. Era importante que el presidente reiterase algunas ideas básicas ante la proliferación de mensajes, o de desafíos, que se han multiplicado desde el entorno radical durante las últimas semanas. Mientras que los dirigentes de la ilegalizada Batasuna alardean de que la izquierda abertzale encontrará la manera de presentarse a las elecciones municipales, los episodios de violencia callejera van en aumento, como si ese mundo siguiera convencido de que, todavía hoy, puede mantener un pie dentro del sistema y otro fuera.
Con respecto a la violencia, el mensaje de Zapatero fue nítido y concluyente: al igual que en el pasado, el sistema democrático no puede contemplar ninguna estrategia diferente de la persecución policial y judicial si no es desde la completa y definitiva renuncia a las armas por parte de los asesinos. Después del atentado del 30 de diciembre carece de sentido que los terroristas vuelvan a hablar de tregua o de alto el fuego. El doble asesinato de Barajas no podía tener otra consecuencia que elevar el listón de exigencia a ETA para que el Estado de derecho, siempre desde el escrupuloso respeto a las leyes y la consideración hacia las víctimas, pudiese simplificar para la banda la salida de su laberinto criminal.
Las palabras de Zapatero también fueron tajantes con la pretensión de presentarse a las elecciones municipales de mayo expresada por la izquierda abertzale. La Ley de Partidos sigue vigente a todos los efectos, por lo que la ilegalizada Batasuna volverá a quedar fuera de estos comicios si no se desmarca de ETA en la manera prevista por la norma: condenando la violencia y situándose exclusivamente dentro de las vías políticas. Si existen divergencias entre ETA y su entorno político, es algo que sólo ellos deben resolver. O triunfa una facción o triunfa la otra, pero el sistema democrático no puede asumir como propias esas hipotéticas vacilaciones, aceptando convivir con ambas vías, ni aun en el supuesto de que el recurso a la violencia fuese de baja intensidad.
El resto de los mensajes de Zapatero en Vitoria es sin duda compartido por las fuerzas políticas que no consideran la negativa a dialogar con los terroristas como una cuestión de principio. Eso no significa, sin embargo, que fuesen oportunos. Hablar del futuro del País Vasco refiriéndolo a un acuerdo entre partidos reabre agrias controversias entre los demócratas sin que, en realidad, nada lo exigiera en estos momentos. Ni ETA ha dado signos de estar considerando la posibilidad de disolverse, ni la izquierda abertzale se ha desmarcado de la violencia.
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