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Comerciantes y vecinos de Las Tablas denuncian la oleada de robos que sufren

Los residentes creen que la lejanía de las comisarías y la falta de agentes atraen a los ladrones

En el nuevo barrio de Las Tablas hay ya calles, árboles y tiendas. Sería un barrio casi perfecto, dicen los vecinos, si no fuera por el goteo incesante de atracos, robos y alunizajes que sufren comercios, garajes y viviendas. Comerciantes y vecinos han unido fuerzas para exigir a la Delegación del Gobierno y al Ayuntamiento de Madrid que aumenten la presencia policial en la zona. "El problema es que los cacos saben que la policía no llegará", afirma una comerciante. La Jefatura Superior de Policía se ha comprometido a reforzar la vigilancia; el Ayuntamiento guarda silencio.

Los comerciantes de Las Tablas saben que se ha producido un robo más cuando ven a la policía en el barrio. Son casi las únicas veces que ven a los agentes.

Pepa Rodríguez es una de las pioneras del comercio en Las Tablas y pelea con sus compañeros por mantener abierto el negocio frente a la amenaza de los ladrones. "En la farmacia de la esquina han robado una vez a punta de navaja, en el banco de aquí abajo retuvieron hace poco a los clientes, y las tiendas parecen cárceles para evitar los alunizajes..., ¡Que una ya ha tenido cuatro, eh!", enumera Rodríguez en referencia a la táctica de estrellar coches contra los escaparates para luego robar las tiendas.

La mayoría de los locales de su calle han sido atracados. Los negocios, agrupados en Astamón (Asociación de Comerciantes de Las Tablas y Montecarmelo), decidieron hace un mes comenzar una recogida de firmas para protestar por la inseguridad. Al empeño, que en pocos días fructificó con la adhesión de 500 personas, se unió la Asociación de Vecinos Las Tablas, que quiso participar para protestar también contra los robos en garajes.

Rodríguez asegura que no quieren ser alarmistas y piden soluciones "definitivas". Éstas pasarían por la construcción de una comisaría en el barrio, porque el enorme distrito de Fuencarral-El Pardo es el más grande de la capital y el segundo más poblado, tras el de Latina. "El tiempo de reacción de la policía municipal cuando ocurre algo es de unos 45 minutos, porque tienen que llegar desde La Vaguada", clama otro residente.

La campaña de recogida de firmas ha dado resultado, al menos para llamar la atención de la Junta de Distrito, y en el último Consejo de Seguridad se han recibido las demandas vecinales. En los días siguientes aumentó la presencia policial, aunque los vecinos temen que sólo sea un "parche". "Pataleas un poco y te dan un caramelito, pero el problema del barrio es que los cacos saben que la policía no llegará", ironiza Pepa Rodríguez. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía aseguran que se han comprometido a aumentar la presencia policial en la zona y a perseverar en la investigación de los delitos.

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La Concejalía de Seguridad y Servicios a la Comunidad del Ayuntamiento, en cambio, no ha respondido a ninguna de las llamadas de este periódico para recabar información.

Patucos malditos

Las Tablas es un barrio joven, como la mayor parte de su población (que supera ya las 10.000 personas). Así, proliferan las tiendas de ropa de niños, que casi son más que los bares. En la calle Palas del Rey hay dos, separadas por menos de 100 metros. Ambas han sido asaltadas por los aluniceros, pero una de ellas, Friki, tiene el récord de robos.

Victoria Méndez de Vigo gestiona esta tienda que abrió hace un año. En los dos primeros meses, los escaparates de Friki fueron destrozados en tres ocasiones por sendas furgonetas, y un último intento frustrado ocurrió el 30 de diciembre. "La policía tarda 20 minutos en acudir, así que los ladrones trabajan tan tranquilos ante los gritos de los vecinos", explica la dueña. "En la comisaría de Fuencarral ya me conocen y me dicen, '¿pero otra vez usted por aquí?".

Los asaltos ocurren los miércoles de madrugada, por lo que personal de Friki recorre los mercadillos de los jueves para tratar de localizar lo robado, sin éxito.

La policía no le dio ninguna solución, asegura Méndez de Vigo. "Nos decían que no daban abasto con un distrito tan grande". Los aluniceros ni tocan la caja: se centran en desvalijar de ropa el local, de alta gama. Entre destrozos y mercancía, las pérdidas de Friki ascienden a 72.000 euros.

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