Motivos del pinchazo
Hay dos evidencias en estos momentos: el Estatuto está en vigor y la consulta ha supuesto un pinchazo para quienes hemos defendido el apoyo al nuevo Estatuto. No cabe duda de lo primero: bastaba con más votos a favor que en contra y eso se ha dado con creces. Por cada voto negativo, nueve han sido positivos. Los andaluces que han votado han dado un apoyo abrumador al proyecto. En ese sentido, quienes defendían el no han fracasado, desde el PA a los obispos. Pero no es menos significativo que el proyecto no ha concitado la movilización esperada entre los ciudadanos. Es probable que el primer motivo sea que todos daban por hecho el resultado. Un referéndum suele tener menos participación que unas elecciones, máxime si no se vota contra nadie. La participación no se puede comparar con el de la OTAN, en el que había una gran división; o el del 28-F, donde se produjo una movilización contra el gobierno; ni con el del nuevo estatuto catalán, porque había una gran polarización. Lo peor es que la participación ha quedado muy por debajo de la del referéndum de la Constitución Europea, cuyo contenido suscitaba menos interés y aún así alcanzó el 40,3%. La participación del 36% es un fracaso sin paliativos de todos los que hemos defendido el Estatuto. Habrá que reflexionar sobre los motivos por los que el pueblo andaluz no ha votado en masa un documento progresista, que amplia y consolida derechos y que dota a Andalucía de un capítulo extenso de competencias.
El electorado del PP no ha seguido la postura oficial del partido. Habrá que analizar los resultados en cada población y, lo que es más importante, en las zonas donde el PP es hegemónico. No creo que sea aventurado decir que en Los Remedios de Sevilla, Bahía Blanca de Cádiz, El Limonar de Málaga y todos los barrios donde el PP es ampliamente mayoritario el índice de participación ha tenido que ser mucho más bajo y el porcentaje de votos negativos más alto. El PP ha estado dos años diciendo que Andalucía no necesitaba un nuevo Estatuto, que el proyecto era la puerta de entrada del islamismo en España, que le daba argumentos a separatistas y terroristas y otras lindezas. Luego, el PP no ha tenido pudor en usar la campaña para enviar todo tipo de mensajes contra los gobiernos de España y de Andalucía, incluido el terrorismo, el vertido del Sierra Nava y otros asuntos ajenos a la consulta. Es difícil que el electorado del PP se haya podido movilizar después de estos precedentes y una campaña hostil. La misma noche electoral, como era previsible, el PP vuelto a la casilla de salida con el discurso de que el Estatuto no era una prioridad para Andalucía, con lo que las palabras de Arenas de que el éxito o el fracaso serían de todos han durado "lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks" como canta Sabina.
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