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Reportaje:

El Blitz catalán

Una exposición evoca el brutal bombardeo de Barcelona durante la Guerra Civil

Jacinto Antón

Edificios derrumbados, calles llenas de escombros, cadáveres de civiles apilados en las aceras, una catedral perforada por los proyectiles, refugios abarrotados, aviones que ametrallan inmisericordes a personas que corren despavoridas, un puñado de pilotos de caza enfrentados a la oleada mortífera de los bombardeos; incluso Stukas.

No son imágenes de la Batalla de Inglaterra, del célebre Blitz, el sostenido y devastador bombardeo de las ciudades británicas por la Luftwaffe, sino de nuestro propio y anterior Blitz, el ataque aéreo a Cataluña, especialmente Barcelona, por la aviación de Franco y sus aliados italianos y alemanes durante la Guerra Civil, en el contexto de la innovadora táctica de bombardeo sistemático de la población civil. La comparación no es gratuita: el propio Churchill la hizo en un discurso en 1940, en plenos ataques de la aviación de Goering: "Confío en que nuestros conciudadanos serán capaces de resistir tal como lo hizo el valiente pueblo de Barcelona".

Churchill puso como ejemplo al "valiente pueblo de Barcelona"

Una exposición inaugurada ayer en el Museo de Historia de Cataluña (MHC) rememora, a los 70 años de su inicio, ese terrible capítulo de la contienda. Lo hace a través de documentos de la época, filmaciones, fotografías, algunos objetos y un mapa interactivo en 3-D en el que se puede localizar los 1.394 refugios de Barcelona y ver cómo y dónde explotan las bombas en las diferentes jornadas de bombardeo: pequeñas nubecillas que se abren sobre el plano urbano y que a uno le hacen un nudo en la garganta -sobre todo si estallan cerca de casa-.

Un total de 385 alarmas de ataque, 1.903 impactos y un millón y medio de kilos de bombas tuvieron que aguantar los barceloneses en ese salvaje Blitz, protagonizado especialmente por las Pavas (bombardeos, popularmente) italianas con base en Mallorca, que afectó a 1.808 edificios civiles, causó unos 2.700 muertos y la evacuación de la Barceloneta, particularmente afectada por ser el punto más fácil de bombardear sin peligro, dada la escasa defensa antiaérea del barrio y la imposibilidad de cubrirlo desde las baterías del Carmel -como se explica en un libro esencial sobre el tema, Perill de bombardeig!, Barcelona sota les bombes, de Santiago y Elisenda Albertí (2004)-.

El ataque aéreo a Barcelona, con el preludio del discreto cañoneo del submarino italiano Ettore Fieramosca y el mortífero del crucero Eugenio di Savoia (13 de febrero de 1937), empezó el 16 de marzo de 1937. Entre los episodios más terribles del Blitz catalán: la destrucción el 30 de enero de 1938 de una guardería en la plaza de Sant Felip Neri (50 niños muertos), el bombardeo de fin de año de 1937, cuando los bomberos hubieron de limpiar de sangre las aceras de la Via Durruti (Via Laietana), o los tres horribles días (16 al 18 de marzo de 1938) en que, como los nazis luego en el Adlertag, el Día del Águila, el cénit del Blitz británico, los italianos echaron el resto sobre Barcelona: 12 bombardeos en 41 horas, uno cada tres horas. La exposición exhibe el telegrama original con la orden de ataque, enviada desde Roma y dirigida al comandante de la Aviazione Legionaria de las Baleares, Velardi: "Iniziare da stanotte azione violenta su Barcellona con martellamento diluito nel tempo".

Titulada, por la frase de una carta de Mercè Rodoreda, Quan plovien bombes, la del Museo de Historia no es una exposición espectacular (tipo la Blitz Experience del Imperial War Museum de Londres, un centro que cuenta con piezas como el fuselaje del Me-110 de Rudolf Hess, que ya es pieza), pero comprende un impactante documental sobre las destrucciones, Catalunya màrtir, con imágenes de la catedral de Barcelona à la Coventry, y material de la época como instrucciones de la Junta de Defensa Pasiva en caso de bombardeo. Se exhiben también objetos hallados en los refugios, entre ellos una vieja lata de sardinas. Conmovedor es el muro en el que se han anotado todos los nombres de las víctimas de los bombardeos.

La exposición no informa sobre la acción de los cazas republicanos contra los "piratas del aire". Es verdad que fue escasa pues la mayor parte del tiempo se carecía de efectivos a excepción de dos obsoletos aparatos incapaces de alcanzar a los bombardeos Savoia-Marchetti S.79 y cuyos pilotos se limitaban a dar pasadas sobre Barcelona saludando. No obstante, algún episodio hubo digno de la Batalla de Inglaterra: el 25 de octubre de 1937, por ejemplo, los Chatos derriban dos Savoia en una acción a la altura de aquellos pocos a los que tantos debieron tanto.

Además de la exposición, estos días se pueden visitar las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira, en una ruta organizada por el Museo de Historia de la Ciudad.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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