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Reportaje:

Mucha fiesta y poco taxi

Barcelona, que repite los problemas de movilidad de la pasada edición, acogerá esta semana hasta 150 eventos relacionados con el congreso

Claudi Pérez

Colas para entrar en la feria y colas para salir de ella en taxi o incluso en metro. Colas en el aeropuerto a primera hora del día y colas nocturnas en la entrada de las fiestas organizadas por las principales empresas del congreso de telefonía móvil 3GSM. Barcelona se despertó ayer con 60.000 personas más de lo habitual: los asistentes a la feria -con una abrumadora mayoría de extranjeros-, que protagonizaron el habitual caos asociado a ese tipo de eventos. La organización calcula que el impacto económico del congreso ascenderá a 150 millones de euros al final de la semana. Hasta ahí, todo estupendo. Pero esas cifras esconden otros peajes, sobre todo en relación con la congestión y el problema de movilidad -y de alojamiento- que generan las grandes ferias.

Barcelona celebrará unos 150 actos paralelos al congreso hasta el próximo jueves, en la propia Fira de Barcelona pero también en hoteles y restaurantes de lujo y edificios singulares. El pistoletazo de salida fue la fiesta que dio en la tarde de ayer la organización -con patrocinio de la Generalitat- para unas 6.000 personas en Montjuïc. No llegó a llenarse, pese a que contaba con un cartel de lujo: el sonido mestizo del grupo barcelonés Macaco y el sonido rythm & blues de la británica Jamelia.

En esa fiesta hubo muy poca prensa. Y es que Nokia organizó otra prácticamente a la misma hora para 450 periodistas de todo el mundo y con todos los ingredientes: comida, bebida, música, entretenimiento -vía móvil, cómo no- y, sobre todo, un marco modernista bien engalanado para la ocasión. Fue un éxito.

Fiestas aparte, el 3GSM repite el mismo problema de la edición anterior: las dificultades para moverse por la ciudad. Pese a que el Instituto Metropolitano del Taxi (IMT) permite esta semana trabajar a los 10.500 taxistas de la ciudad -concede bula para no tener que cumplir con el día de descanso obligatorio-, no se evitó el colapso. En especial, en las horas punta: al inicio y al final de la jornada las colas eran muy nutridas. A mediodía, sin embargo, en las dos paradas de taxis habilitadas en la Fira -en Reina Maria Cristina y en la calle Guardia Urbana, al norte del recinto- no había grandes problemas para coger un taxi. Aunque a esa misma hora, en el aeropuerto, la espera superaba los 45 minutos.

A lo largo de hoy y mañana, se espera menos congestión, pero el cierre de la pasada edición fue caótico. Y lo más probable es que se repita la historia.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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