Petraeus anuncia meses difíciles en Irak, pero cree que ganará la guerra
El general estadounidense David Petraeus, experto en contrainsurgencia, tomó ayer el mando de la fuerza multinacional en Irak, y lo hizo sin rodeos, con un diagnóstico certero de la situación. "La guerra entrará pronto en su quinto año. Se acerca un momento decisivo. Codo con codo con nuestros camaradas iraquíes, llevaremos una campaña crucial para mejorar la seguridad", aseguró.
Petraeus repitió -como ha hecho desde que se conoció en enero que relevaría al general George Casey al frente de la fuerza multinacional en el país árabe- que los próximos meses serán difíciles, aunque la situación no es desesperada. "Serán los propios iraquíes quienes decidirán el resultado de esta lucha", y recordó que el deber de la fuerza multinacional es "darles el tiempo necesario para salvar su país". Petraeus dirigirá a los 132.000 soldados estadounidenses presentes en Irak, a los que se añadirán en los próximos días y semanas los 21.500 prometidos por Bush. La mayoría (unos 16.000) se concentrará en aplicar un plan de seguridad para Bagdad (el tercero en nueve meses) en el que participarán, además, 85.000 policías y soldados iraquíes.
Petraeus avisó de la importancia de ganar "las mentes y los corazones" de los iraquíes en el manual del que es coautor sobre cómo el Ejército de Estados Unidos debe combatir a la insurgencia. A esta cooperación con los iraquíes se refirió ayer en su discurso, en el que también alertó sobre el riesgo de minusvalorar al enemigo. "Debemos derrotar a quienes se oponen al nuevo Irak. No podemos permitir que los asesinos de masas tomen la iniciativa".
La bomba más letal utilizada contra las tropas de Estados Unidos en Irak es de origen iraní, según informó ayer The New York Times, que cita a fuentes de los servicios de inteligencia estadounidenses. La afirmación del protagonismo de Irán en el suministro de artefactos explosivos a las milicias chiíes refleja, según el Times, una opinión generalizada entre los distintos servicios de espionaje estadounidenses, aunque los funcionarios reconocen que el retrato de la situación no está del todo claro. Estos mismos servicios afirmaron que existían armas de destrucción masiva en Irak, argumento que justificó el inicio de la guerra para derrocar a Sadam Husein.
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