Hamás dice que nunca reconocerá a Israel, pese al pacto con Al Fatah
Todos siguen en sus trece después del acuerdo alcanzado el jueves en La Meca por Hamás y Al Fatah para formar un Gobierno de unidad palestino. Mientras los primeros dicen confiar en que el pacto servirá para que Occidente olvide el bloqueo económico al Ejecutivo islamista, el partido del presidente, Mahmud Abbas, tiene sus dudas. No las tienen los fundamentalistas sobre las exigencias de la comunidad internacional. Varios portavoces de Hamás salieron ayer a la palestra para insistir en que su movimiento "nunca reconocerá a Israel ni se sentirá vinculado por los acuerdos suscritos por la OLP". A pesar de sus juegos de palabras, resulta difícil imaginar al futuro primer ministro, Ismail Haniya, admitiendo la legitimidad del Estado judío.
Estados Unidos también reiteró sus demandas. El portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey, citado por The New York Times, afirmó que, para mantener relaciones normalizadas con la comunidad internacional, la Autoridad Palestina deberá cumplir los requisitos de "aceptar la legitimidad de Israel, renunciar al terrorismo y comprometerse con los acuerdos firmados por la OLP". Sin embargo, otros funcionarios, más cautos, señalaron que deberá estudiarse el documento. "Es importante tomarse tiempo y estudiar sus detalles", apuntó la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino. Israel advirtió, una vez más, que el Gobierno palestino deberá aceptar las condiciones del Cuarteto (EE UU, Rusia, UE y Naciones Unidas).
Algunos países vieron con mejores ojos el acuerdo entre palestinos forzado por Arabia Saudí. Francia y Alemania observan la actitud de Hamás, que ha hecho ciertas concesiones al señalar su "respeto", que no compromiso, con los acuerdos suscritos por la OLP, como un paso adelante. Philippe Douste-Blazy, responsable de la diplomacia francesa, señaló que la mención al "respeto a las resoluciones internacionales y los acuerdos alcanzados en el pasado, es un paso en la buena dirección". Precisamente lo que esperaban los fundamentalistas para que el embargo pueda ser aliviado. Unas sanciones que, por otro lado, ya estaban sufriendo fisuras.
