¡Todos para uno!
EL PAÍS presenta mañana, por 2,95 euros, una adaptación para niños de 5 a 12 años de la novela 'Los tres mosqueteros', de Dumas
Marchó a París decidido a convertirse en guardia de su majestad el rey Luis XIII de Francia. Joven, impulsivo y valiente, D'Artagnan pronto conocería a sus inseparables compañeros los mosqueteros reales Athos, Porthos y Aramis. A pesar de su condición de aspirante, le aceptaron como a un igual y junto a ellos luchó y defendió el honor del rey en las intrigas y aventuras que les aguardaban. Entre Inglaterra y Francia tienen lugar sus arriesgadas misiones secretas para rescatar el collar de brillantes de la reina y acabar con los malvados planes del cardenal Richelieu y la enigmática Milady de Winter.
Con sus espadas en alto, los cuatro soldados entonarían uno de los lemas más famosos de la literatura: "Uno para todos y todos para uno". Quizá porque a la hora de luchar la suma es definitiva y la unión un valor que puede con la perfidia, esta histórica exaltación de la amistad ha seducido a miles de lectores. Pero, por encima de todo, la historia del joven D'Artagnan es trepidante y divertida.
Alejandro Dumas (1802-1870), tan aventurero y vividor como sus personajes, no se inspiró, sin embargo, en su propia vida para escribir este relato. Un manuscrito que tomó prestado -y nunca devolvió- de la Biblioteca Pública de Marsella le ofreció las claves para su novela; incluso el nombre de su protagonista. Así que, a mediados del siglo XIX, Dumas escribió estas páginas situadas en el siglo XVII. Sus ingredientes: historia y aventuras, una combinación llamada al éxito. El género ganó entonces a cuatro de sus más insignes protagonistas y adquirió un buen número de incondicionales seguidores. Dumas mantuvo en vilo a sus lectores entre marzo y junio de 1844. Todos aguardaban impacientes los nuevos capítulos de Los tres mosqueteros en la revista Le Siècle. Y quizá ahí resida la clave del éxito de esta novela por entregas convertida en clásico de la literatura gracias a sus devotos lectores: la fuerza de su ritmo enganchaba y engancha, su historia de amistad, honor y entrega no tiene sofisticadas pretensiones. Sus protagonistas no necesitan convertirse en perros -como en una de sus versiones televisivas más conocidas- para seducir al público infantil. Lucen muy bien con sus aceros y sombreros de ala en los dibujos de Alicia Ginebreda que ilustran esta adaptación de Nuria Ochoa.
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