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El conflicto de Irak

Los senadores republicanos impiden condenar el plan de Bush

Un complejo trámite de procedimiento legislativo y un cúmulo de extrañas alianzas políticas han bloqueado, de momento, el debate sobre la resolución que pretendía condenar el aumento reciente de tropas destinadas a Irak. Los demócratas se resistieron a debatir otra propuesta que no fuera la de condena, y con ello perdieron el apoyo de los senadores republicanos dispuestos a sumarse a la reprobación. La "resolución irresoluble", como la denominan en el Senado, marchará ahora por una vía lenta que en ocasiones conduce al olvido. Los demócratas prometen hacer lo posible por evitarlo.

De partida, la resolución que condena el envío de 21.500 soldados más a Irak contaba con suficientes apoyos en el partido republicano como para llegar a los 60 votos que habrían permitido su tramitación inmediata. El resultado final de la votación -49 votos a favor y 47 en contra- proporciona un ejercicio de matemática política que permite intuir cómo serán estos dos años de mayoría demócrata en el Senado.

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Los 51 escaños demócratas sufrían dos bajas, una voluntaria (la senadora por Luisiana Mary Landrieu) y otra involuntaria, la del senador Tim Johnson, que todavía se recupera del derrame cerebral que sufrió justo después de las elecciones. El voto en contra más doloroso fue el de Joe Liebermann, que traicionó al partido al presentarse a las elecciones como independiente, ganó su escaño en Connecticut y prometió apoyar a sus viejos amigos demócratas. Ésta era la primera ocasión que tenía para hacerlo y no lo hizo: se unió a los republicanos con su voto en contra.

El senador demócrata Harry Reid también votó en contra, pero sólo para salvar el debate, porque las normas establecen que él, como líder de la mayoría, debe votar en contra si quiere mantener viva la opción de reabrir el debate.

Voto con los demócratas

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En las filas republicanas, dos senadores votaron con los demócratas, los dos, no por casualidad, enfrentados a la reelección en 2008 y conscientes, por tanto, del peso que tendrá en su futuro cualquier decisión que tomen sobre la política en Irak.

John Warner, el republicano de Virginia que copatrocinaba la resolución, tuvo que votar en contra de su propio texto porque en caso contrario habría impedido el debate de la propuesta alternativa que quería presentar su formación política. Ése fue el problema de los demócratas: no querer aceptar que el debate incluyera también una alternativa republicana. Según el senador demócrata Dick Durbin, la resolución no ha muerto: "Habrá un debate sobre esta guerra. Puede que no sea esta semana, puede que no sea sobre esta resolución, pero habrá un debate".

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