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El debate energético en Europa

Helsinki pretende que el 20% de la energía de la UE sea atómica

Cuando en 2002 el Parlamento finlandés liquidó el parón nuclear que se había establecido en Europa a partir de Chernóbil, el 67% se oponía a las nucleares. Hoy, el panorama es totalmente opuesto. Según la última encuesta, el 62% de los finlandeses apoyaría la construcción de una sexta central nuclear. La que se construye actualmente en la costa occidental, es la quinta. Tan significativo cambio en el estado de ánimo de la población se debe fundamentalmente a dos factores: la necesidad de reducir las emisiones de gases contaminantes y reducir la exportación de energía de Rusia. La prensa finlandesa impone un elevado ritmo de desconfianza hacia el vecino del este.

Finlandia celebra elecciones generales a mediados de marzo. La campaña se desarrolla por otros derroteros y sólo el partido de la Izquierda Unida ha incluido en su programa el rechazo a nuevas centrales. Incluso los Verdes no consideran el tema entre sus prioridades. Ambos partidos están en la oposición.

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El primer ministro finlandés, Matti Vanhanen, otrora activista antinuclear, se ha decantado por la sexta central. Por su parte, Paavo Lipponen, presidente del Parlamento y hombre fuerte del Partido Socialdemócrata y uno de los grandes defensores de la nueva política energética de Finlandia dijo recientemente "Lo lógico sería que otros países de Europa siguieran nuestro ejemplo. Sería saludable que en 2020 el 20% del consumo de energía en la UE provenga de la industria nuclear". El principal partido de la oposición, el Partido Conservador, apoya abiertamente la energía nuclear.

Recientemente el Ministerio de Industria de Finlandia rechazó la propuesta de una empresa fino-rusa, la United Power, para la importación de electricidad desde Rusia para cubrir las necesidades del mercado finlandés, y a través de Finlandia, exportarla al mercado nórdico, lo que incrementaría la dependencia energética de Rusia.

El proyecto consistía en la construcción de redes capaces de transportar 1.000 megavatios desde la central nuclear de Sosnovy Bor. Según el ministro de Industria Mauri Pekkarinen el proyecto fue rechazado "para priorizar la producción domestica de energía y la poca fiabilidad de las fuentes de donde proviene esa energía".

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