_
_
_
_
Reportaje:Las actividades ilegales de la CIA

El precio de ser cómplice en la guerra de Bush

La justicia de al menos cuatro países europeos investiga la actividad de la CIA pese a la negativa de los Gobiernos a reconocer su implicación

Ana Carbajosa

Una nube de más de mil aviones fletados por la CIA sobrevolaron o aterrizaron en aeropuertos europeos en el marco de la guerra contra el terror declarada por Washington tras el 11-S. Esos aparatos transportaron al menos a una decena de personas secuestradas en Europa y fueron posteriormente confinados en distintas partes del mundo sin que mediara juez alguno. ¿Es posible que los Gobiernos europeos no estuvieran al tanto de lo que volaba por sus cielos y corría por sus suelos? ¿Fue para ellos una sorpresa ver reflejadas en los titulares de la prensa estadounidense las actividades ilegales de la CIA en Europa?

Los investigadores de la Eurocámara y del Consejo de Europa piensan más bien que no, que la conmoción que siguió al 11-S animó a los europeos a cerrar filas con EE UU hasta el punto de "cerrar un ojo y a veces lo dos", ante los planes de la potencia aliada, decidida a derrotar a los terroristas de Al Qaeda. Y las revelaciones de las conversaciones de los ministros de Exteriores de la UE con la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice. Hace algo más de dos años confirman estas tesis. En ellas, los europeos lejos de poner contra las cuerdas a Rice, le dejan claro que están en el mismo barco y le piden ayuda para contener a una opinión pública cada asfixiante. Las sospechas, cada vez más fundadas, de que países de la UE hicieron la vista gorda sobre la violación de la legalidad internacional, ya han empezado a pasar importantes facturas -políticas y jurídicas- a los países de la Unión. La justicia de al menos cuatro países europeos trabaja ya para esclarecer los hechos.

El caso del 'talibán de Bremen' mantiene al ministro de Exteriores alemán cerca del abismo
El jefe del espionaje italiano fue destituido tras destaparse el secuestro de Abu Omar
Más información
Ante el gorila

Fue el diario estadounidense The Washington Post, el que con fuentes del espionaje estadounidense destapó en noviembre de 2005 el programa de rendiciones y la existencia de cárceles secretas en Europa. Los políticos europeos alegaron entonces no saber nada de ese programa de "rendiciones", por el que agentes estadounidenses desembarcaban en un país en busca de sospechosos, los secuestraban, los subían en aviones fletados por la CIA y los trasladaban a cárceles clandestinas en países como Egipto, Marruecos o Afganistán para luego acabar muchos de ellos en Guantánamo.

Algo más de un mes después de la filtración al Post, el ex secretario Powell, se mofó de la supuesta ingenuidad de los europeos. "Hay algo de película de Casablanca en todo esto. Como cuando el detective dice 'Estoy impactado, impactado de que este tipo de cosas estén pasando", según contó entonces a la radiotelevisión británica BBC. Powell advirtió de que llevar a detenidos a lugares en los que no se aplica la legalidad "no es nuevo ni desconocido" para los europeos. Pero ningún político europeo salió a la palestra para desmentir las más que explícitas palabras del que fuera secretario de Estado con el presidente Bush.

En el marco de las instituciones europeas, el Consejo de Europa, el organismo encargado de velar por los derechos humanos y con escasos poderes, será el encargado investigar el asunto. A finales de 2005, el ex fiscal suizo Dick Marty, que dirige esas investigaciones, considera que dispone de indicios suficientes para considerar que agentes estadounidenses perpetraron secuestros en Europa.

Poco después, se pone en marcha otra investigación en el Parlamento Europeo para indagar el grado de implicación de los países de la UE en el asunto. Por la comisión de la Eurocámara desfilan víctimas del programa de rendiciones, ex agentes de la CIA, autoridades judiciales, diplomáticos y periodistas, entre otros. También el Alto Representante para la política Exterior de la UE, Javier Solana, y el coordinador antiterrorista europeo, Gijs de Vries. Ambos mantienen que el asunto excede sus competencias y que corresponde a los Estados miembros investigar. También comparece el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, quien asegura que "El Gobierno español ni conocía ni autorizó operaciones ilegales de la CIA". La comisión investigadora de la Eurocámara denunciaría más adelante "la extrema reticencia de la casi totalidad de Estados Miembros, así como del Consejo de la Unión Europea, para cooperar con la Comisión".

El 6 de septiembre de 2006, el presidente Bush desvela la existencia de una red de cárceles secretas en las que han permanecido encerrados supuestos sospechosos que después acabarían entre rejas en Guantánamo. Una semana después, los ministros de Exteriores de los Veinticinco reunidos en Bruselas, consensúan un texto a petición de España y Holanda. El ministro de Exteriores finlandés, Erkki Tuomioja, es el encargado de leer una escueta declaración en la que indica que estos centros de detención fantasmas "no están en conformidad con el derecho humanitario ni el derecho penal", pero los Veinticinco se resisten a dejarlo por escrito en las conclusiones de la reunión. Ningún ministro le pregunta al Gobierno de EE UU dónde estaban esos centros.

Es en noviembre de 2006 cuando el Parlamento Europeo presenta el borrador de conclusiones de su investigación que deberá ser aún aprobado el mes que viene por el pleno de la Eurocámara. En él se afirma que los aviones de la CIA hicieron 1.245 vuelos en países europeos y eleva hasta 10 los casos probados de secuestros de la CIA en Europa.

A pesar de la reticencia de los políticos europeos a asumir responsabilidades, la participación de algunos de esos Estados en el programa de rendiciones ha empezado a pasarles factura. En algunos países se han puesto en marcha comisiones de investigación parlamentarias que empiezan a arrojar sombras sobre actuales y anteriores gobiernos. En otros como en España, es la justicia la que lleva las riendas. En cualquier caso, una vez finalizados los trabajos de la Eurocámara, la pelota queda ahora en el tejado exclusivamente de los Estados. Así lo señalaba esta semana Claudio Fava, el europarlamentario italiano que ha conducido las investigaciones en Bruselas. "Hay que pedir a los gobiernos que nunca más permitan lo que han permitido, que nunca más cierren un ojo o los dos como lo han estado haciendo durante todos estos años. Hay hechos, víctimas, testimonios... cosas que no se pueden archivar". Estas son las principales consecuencias que el tema está teniendo en los distintos países miembros de la UE:

ALEMANIA Al borde del abismo

En Alemania, donde se cuentan hasta 336 escalas de aviones de la CIA, ha sido el caso de Khaled Al Masri, ciudadano alemán de origen libanés secuestrado hace tres años el que puso en jaque a las autoridades. Una comisión parlamentaria, así como la justicia investigan estos y otros hechos en el país. Pero son ahora los detalles de la investigación de otro caso, el del llamado "talibán de Bremen", los que mantiene al ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier al borde del abismo político.

Murat Kurnaz nació y creció en Bremen antes de ser detenido, confinado y sometido a torturas por agentes estadounidenses y alemanes, según su testimonio, en 2001 en Afganistán. Después fue trasladado a Guantánamo, donde ha permanecido encerrado hasta el verano pasado, fecha en que fue liberado sin cargos. Las investigaciones de la Eurocámara y la prensa alemana sostienen que Washington estaba dispuesto a liberar a Kurnaz en 2002 después de constatar que no suponía una amenaza terrorista, pero que Alemania le negó la entrada en el país. El caso de Kurnaz pone nuevamente de manifiesto la estrecha colaboración entre el Gobierno alemán y el de EE UU durante aquellos años, en los que supuestamente los europeos no participaban ni conocían los detalles de entregas y confinamientos sin garantías.

ESPAÑA "Transparencia"

En España, es la Audiencia Nacional la que dirige una investigación sobre parte de las 68 escalas que cuenta Eurocontrol, después de que el Diario de Mallorca destapara el caso. La Eurocámara considera probado que algunos de estos aterrizajes fueron realizados por aviones fletados por la CIA para transportar ilegalmente a Ahmed Agiza, Mohamed el Zari, Bisher al Rawi, Jamil el Banna, Abou Elkassim Britel, Jaled el Masri, Binyam Mohamed, Abu Omar y Maher Arar. Tres de estos vuelos procedían o tenían como destino Guantánamo. José Luis Rodríguez Zapatero ha asegurado que no autorizó operaciones que "representaran una violación de la legalidad", como también lo hecho el titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien compareció ante la comisión de investigación de la Eurocámara. Este mismo viernes, Moratinos ha vuelto a reiterar que su Gobierno ha sido "transparente" y que ha hecho pública toda la información de que disponía.

ITALIA Juicio a 26 agentes

En Italia, donde los aviones de la CIA realizaron 46 escalas, el esclarecimiento de uno de los casos más concluyentes, el del secuestro en Milán a plena luz del día del clérigo Abu Omar en 2003 y trasladado en un avión hasta Egipto donde fue encarcelado, con la cooperación del espionaje italiano, ha dejado poco espacio a las autoridades italianas para la exculpación. Un tribunal de Milán celebra desde principios de año una vista que decidirá si se abre juicio contra 26 agentes de la CIA, presuntos partícipes del secuestro de Abu Omar y contra Nicola Pollari el entonces jefe del espionaje italiano, destituido tras destaparse el caso de Abu Omar. El Gobierno de Romano Prodi ha dado el visto bueno a la petición a EE UU de la extradición de los agentes, después de que el Ejecutivo anterior, de Silvio Berlusconi la frenara.

A Roma le salpica además otro caso importante, el del ciudadano canadiense Maher Arar. La CIA se valió del territorio italiano para hacer escala en un vuelo procedente de EE UU y con rumbo a Siria en el que viajaba Arar, que fue torturado por el régimen de Damasco, según su testimonio. El Gobierno canadiense pidió el viernes disculpas a la víctima "por cualquier papel que funcionarios canadienses hayan tenido en la terrible experiencia traumática que sufrió en 2002 y 2003" y le ofreció una compensación de 10 millones de dólares. Una comisión de investigación canadiense ha determinado que Arar no está vinculado con grupos extremistas islámicos, como inicialmente comunicó a EE UU la Policía Montada.

PORTUGAL Nuevas revelaciones

En Portugal, el miércoles pasado, la Fiscalía General anunció que investigará los vuelos ilegales de la CIA, después de nuevas revelaciones fruto de pesquisas periodísticas. Los comunistas y el bloque de izquierdas propusieron la creación de una comisión en el Parlamento, rechazada por el resto de las formaciones. El ministro de Exteriores luso, Luis Amado ha descalificado los trabajos del Parlamento Europeo, que considera poco rigurosos y parciales y sostiene que su Gobierno "nunca trató de ocultar información sobre esta materia".

POLONIA Prisiones secretas

El Gobierno de Polonia, uno de los países sospechosos de albergar prisiones secretas, anunció la puesta en marcha de una investigación sobre el tema, pero no llegó a desvelar las conclusiones de la misma. La Eurocámara se quejó de la falta de colaboración de las autoridades polacas. Lo mismo sucede con Rumania, el otro país acusado de mantener centros clandestinos. Reino Unido, Suecia, Chipre, Austria e Irlanda son otros de los países implicados en las actividades ilegales de la CIA en Europa.

Condoleezza Rice, en una imagen de archivo.
Condoleezza Rice, en una imagen de archivo.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_