Lugares comunes
Algún día habrá que levantar acta del sinfín de tópicos, frases hechas y sintagmas vacíos que florecen en el discurso económico con la indisimulada función de anestesiar el conocimiento de los atropellos cometidos en las operaciones empresariales y relegar al olvido los daños producidos por conductas incompetentes o malintencionadas. Se trata de afirmaciones generalmente inocuas, del tipo de "el mercado siempre gana", o simplemente mentiras asumidas, como esa acuñada por los directivos que proclama "defendemos los derechos de los accionistas". Después de que los tribunales levantasen las medidas cautelares sobre la OPA de Gas Natural sobre Endesa (que también afectaban a E.ON), la cursilería ambiental desempolvó otra idea repollo tranquilizante que, a modo del "aquí paz y después gloria", permitirá lo que se conoce como pasar página hasta la tropelía siguiente: "Por fin, los accionistas tendrán la decisión final sobre las ofertas de Gas Natural y E.ON".
El precio de Endesa estuvo durante mucho tiempo por debajo del valor disuasorio de una OPA; tal minusvaloración es imputable a sus gestores
Perfecto. Pero la cuestión palpitante es si el descenso a los infiernos judiciales organizado por Endesa, con esa malla de demandas, requisitorias, acusaciones, peticiones a barullo de suspensiones cautelares y prohibiciones -contra Gas Natural, por supuesto-, estaba en la lógica del mercado, de la prudente defensa corporativa de las empresas y del sentido común que se impone en el tráfico de decisiones empresariales no politizadas. La respuesta más probable es la contraria: que los dirigentes de Endesa orquestaron un enfadoso caos de impugnaciones y demandas contando con la estadística de que alguna de ellas tendría éxito, detendría la OPA de Gas Natural y causaría daño significativo al Gobierno socialista. Descontada la intencionalidad política, si la gestión del rodillo legal de Endesa contra Gas Natural la hubiera dirigido el descacharrante abogado Loophole (Groucho Marx) de Una tarde en el circo, nadie hubiese notado la diferencia técnica.
Causa un moderado asombro la conformidad con que algunos resortes judiciales se han plegado a las urgencias legales de Endesa. Si la compañía eléctrica necesitaba cautelares, ahí estaban el Supremo y la juez Iglesias para proporcionárselas; si, por el contrario, se requería el levantamiento de la prohibición para acelerar la operación de E.ON, con diligencia se anularon. Las cautelares de quita y pon desafían la racionalidad jurídica y se aproximan a lo paranormal. Como en el chiste, si no fuera porque se conocen la acrisolada imparcialidad y la sólida preparación de los tribunales españoles, cualquiera diría que hemos asistido a un caso evidente de utilización de los tribunales en beneficio del interés de una empresa.
Con los ingredientes de una ofensiva legal avasalladora, unas conversaciones con E.ON -numerosas, más de treinta- sobre las que pesa una acusación de Acciona por supuesta información privilegiada a la empresa alemana y la subida espectacular del precio de Endesa en bolsa -en torno a los 37 euros por acción-, se está fabricando otro tópico cloroformizante. Dice así: "Gracias a la resistencia legal de Endesa frente a Gas Natural y a su negociación con E.ON, los accionistas podrán vender sus acciones a un precio muy alto". Sin ánimo apodíctico, este mensaje repollo merece al menos los siguientes comentarios:
1. Una empresa presenta una OPA sobre otra cuando calcula que el precio es bajo y que una gestión distinta, más competente o más profesional, elevará el valor de la empresa comprada en el mercado y, por lo tanto, beneficiará a los accionistas de la empresa compradora. Así que los accionistas de Endesa deberían preguntarse por qué durante varios ejercicios la gestión de la empresa no consiguió elevar su valor en bolsa hasta el umbral disuasorio para un posible comprador. Durante ese tiempo, los accionistas de Endesa estuvieron perdiendo valor; dicho de otro modo, el precio de mercado de Endesa, sin mediar OPA, podría haberse situado por encima de los 30 euros con otros gestores.
2. El objetivo de la resistencia legal de Endesa no era, en primera instancia, elevar el precio de la acción, sino oponerse a Gas Natural. Así lo demuestran los sustanciosos fees prometidos a despachos de abogados y bancos de inversión bajo la condición de que la OPA catalana fuese retrasada o detenida.
Falta un pequeño detalle, más morboso que decisivo. ¿Qué hará la CNMV, es decir, Manuel Conthe, si llega a confirmar que E.ON ha obtenido información privilegiada de Endesa y, por lo tanto, disfrutó de una ventaja indebida en la carrera con Gas Natural?
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