Indignación en los países árabes por la decapitación del hermanastro de Sadam
Los suníes, desde Marruecos a Yemen, acusan al Gobierno iraquí de actuar por venganza
La ejecución el lunes pasado en la horca de los dos colaboradores más destacados de Sadam Husein, su hermanastro Barzán al Tikriti y el juez Awad Hamad al Bandar, ha incrementado las sospechas de juego sucio y profundizado la brecha que divide al Gobierno iraquí y los árabes en otros países. El nudo de la cuerda seccionó la cabeza de Al Tikriti al caer por la trampilla de la horca, lo que sugiere que el verdugo calculó mal la longitud de la cuerda necesaria para que sólo se rompiese el cuello. El Gobierno de Bagdad aseguró que no hubo "violación del procedimiento".
Sin embargo, el árabe corriente, desde Marruecos a Yemen, pone en duda la versión oficial del Gobierno iraquí, y algunos recordaron la caótica ejecución de Sadam el pasado 30 de diciembre y el trato abusivo de que fue objeto.
Zaid al Budani, un tendero en Sanaa, la capital de Yemen, comentaba: "Estoy muy triste, lo mismo que muchos otros árabes musulmanes lo están. Esas ejecuciones son parte de una campaña de venganza que se está desarrollando en Irak. La forma en que [Barzán] fue decapitado es una muestra de odio y venganza".
El presidente de la Asociación independiente de Derechos Humanos de Marruecos, Jaled Charkaui, describió las ejecuciones en la horca como bárbaras y un acto vengativo llevado a cabo bajo presión exterior, probablemente de Irán y Estados Unidos. "Nunca hemos oído que la cabeza de un condenado se haya desgajado de su cuerpo cuando era ejecutado en la horca, sólo en este caso, lo que refleja odio y venganza". La asociación aseguró que el juicio a Sadam Husein y sus colaboradores "por un tribunal iraquí pro EE UU estuvo falto de garantías, lo que hace que sus sentencias sean injustas y las ejecuciones un asesinato político organizado por el imperialismo americano".
Azam Saleh Abdulá, cuñado de Barzán, declaró en conversación telefónica a la cadena de televisión árabe Al Yazira que las autoridades iraquíes no informaron a la familia de que la ejecución era inminente. "Nos enteramos de la noticia por televisión y quedamos estupefactos. El Gobierno iraquí nos debería haber informado. Conoce muy bien las tradiciones", añadió. "En cuanto a su decapitación, es muestra del rencor de los safávidas, que sólo vinieron a Irak a perpetrar actos de venganza y derramar sangre iraquí. No vinieron por la democracia o para construir un Estado. Dios maldiga esta democracia", concluyó Azam.
Con su referencia a los safávidas, el cuñado de Barzán aludía a la dinastía que estableció el islam chií como religión del Estado en Irán en el siglo XVI, y la cual en algunos momentos de la historia controló partes de Irak. Los suníes iraquíes más extremistas han empezado a utilizar el término para sugerir que los chiíes no son auténticos iraquíes.
Isam Ghazawi, un abogado jordano que vio a Barzán el viernes, dijo estar convencido de que su decapitación fue deliberada.
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