Isabelita
La detención en Madrid (y puesta en libertad provisional por el juez) de la ex presidenta argentina María Estela Martínez de Perón, Isabelita, reclamada por la justicia de su país en relación con la desaparición de un miembro de la Juventud Peronista al amparo de un decreto firmado cuando ella era la máxima autoridad, ha devuelto a la actualidad situaciones del pasado argentino que se resisten a desaparecer. Y resume algunas de las contradicciones del peronismo.
La reciente anulación por la Corte Suprema de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final está provocando la reactivación de procesos en su día paralizados y la apertura de otros por delitos contra los derechos humanos. La causa contra la ex presidenta no está afectada por esas leyes, pues se refiere a hechos anteriores a la dictadura militar. Sin embargo, sectores del peronismo, con el apoyo del Gobierno, sostienen que existe una continuidad entre la represión del periodo de Isabelita (bajo el influjo del siniestro López Rega, fundador de la Triple A) y el régimen de Videla. Entre las víctimas de la guerra sucia de aquellos años figuran numerosos montoneros, el sector izquierdista, con un ala violenta, del peronismo de los setenta.
En año electoral y con la economía bastante encauzada, el presidente Kirchner (simpatizante montonero en sus años de estudiante) abandera ahora la batalla contra la impunidad de los responsables de aquellos crímenes. Un tema polémico es si su insinuada intención de anular los indultos firmados por el expresidente Carlos Menem en favor de los militares golpistas no debería afectar también a los montoneros beneficiados por ese mismo indulto.
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