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Los secretos del cine, al desnudo

El primer Salon du Cinéma despliega en París todos los recursos para fabricar el séptimo arte

Descubrir lo que hay detrás de la pantalla y poder enterarse de los secretos de fabricación de ese espejismo llamado cine es lo que propone el primer Salon du Cinéma que se está celebrando en París. Alrededor de 50.000 personas han podido ver cómo Jean-Pierre Lelong realizaba en directo efectos especiales sonoros, o cómo Nils Tavernier rodaba un corto con la ayuda del público. El Salon du Cinéma pretende consagrar la idea del cine como entretenimiento, y los tenderetes de efectos especiales, entre los que se encontraba uno dedicado a Wallace y Gromit

Los tenderetes de efectos especiales están llenos de gente que mira con la boca abierta
Las 'story boards', y su comparación con las imágenes del filme, acaban fascinando
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¿El cine sólo es espectáculo en la pantalla? Está claro que no, porque casi 50.000 parisienses habrán llenado durante tres días -viernes, sábado y hoy domingo- los 8.000 metros cuadrados de un hangar del parque de exposiciones. ¿Qué se exponía ahí, en ese primer Salon du Cinéma? Sencillamente lo que queda detrás de la pantalla, detrás del espejo, los secretos de fabricación del espejismo llamado cine.

Por ejemplo, poder descubrir a Jean-Pierre Lelong realizando en directo y para todos los visitantes los efectos sonoros que acompañan una película de acción, esas que le han supuesto cuatro premios Oscar. O ver cómo Nils Tavernier rueda un cortometraje en tres días con la ayuda del público, convertido en protagonista. O asistir a las proezas circenses de quienes saben saltar en marcha de un coche o de los domadores que son capaces de convencer a un perrito de traer veinte veces el periódico en la boca sin nunca alejarse de las señales en el suelo que garantizan que el animalillo está bien enfocado.

Este Salon du Cinéma es el primero en su género y es el fruto de una iniciativa particular de tres publicitarios: Jonathan Bryant, Moïse Kissous y Gad Abitbol. El segundo nos explica el reto: "Era algo que no existía y que a nosotros nos hubiera gustado visitar. De ahí nace el proyecto. Luego hubo que buscar patrocinadores, el principal de los cuales es la SNCF [los ferrocarriles franceses], que aportó 100.000 euros. El resto del dinero sale de alquilar los stands y de la venta de entradas. Nos habíamos fijado un mínimo de visitantes como objetivo, 30.000, y mañana domingo lo superaremos ampliamente".

La acogida ha sido muy buena. "Un 95% de los visitantes se dice dispuesto a venir el año que viene. Nosotros no conocíamos el mundo del cine desde dentro y estamos encantados de la amabilidad de la gente. Algunos no han querido participar pero nos han recibido y escuchado, y otros están ahí renunciando a tres días de contratos profesionales, porque les gusta poder hacer su trabajo delante del público".

Los tenderetes de efectos especiales están siempre llenos de gente que mira con la boca abierta cómo puede componerse una imagen gracias a un fondo azul y a distintas incrustaciones. Y también están llenos los de los muñecos animados de plastilina Wallace y Gromit, preferidos de los pequeños.

Las story boards y su comparación con las imágenes del filme acabado fascinan, como lo hacen los decorados de cartón-piedra -unas callejuelas de la casbah- o el material utilizado por Sofia Coppola en su evocación pop de la reina María Antonieta, en especial la carroza dorada en que viaja la futura guillotinada.

Hacer cine es saber utilizar la informática, contar con artesanos a los que les basta una sencilla percusión para simular el estruendo de una nave espacial que despega, llorar o reír sin necesidad de estar triste o alegre, manejar de manera razonable grandes cantidades de dinero de una industria empeñada en los últimos tiempos en fabricar exclusivamente prototipos, hacer explotar coches sin que les ocurra nada a quienes viajan en ellos, explorar todos los sentimientos y, sobre todo, saber contar historias. De eso hablan algunos cineastas invitados a discutir con el público. Se trata de Jean-Paul Rappeneau o del actor y escritor François Berléand, pero también de actrices jóvenes como Sara Forestier y Marina Hands, que aún no pueden contemplar su carrera profesional como una trayectoria sino como un esbozo.

Para Moïse Kissous, "la experiencia es fantástica. Hemos encuestado entre la gente que salía del parque de exposiciones y el índice de satisfacción era de 8 sobre 10. Quienes dirigen el parque nos han dicho que nunca habían visto un salón que en su primera edición ya atrajera a tanta gente. La verdad es que dan ganas no sólo de repetir e institucionalizar la experiencia, con una mayor garantía financiera de punto de partida, sino también de exportar la experiencia a otros países. ¿Por qué no España?".los muñecos de plastilina, han estado llenos de personas que descubrían la pasión de componer imágenes.

Imagen de la comedia <i>Wallace & Gromit.</i>
Imagen de la comedia Wallace & Gromit.CHRISTOPHE GAYE
Un grupo de actores de efectos especiales en el Salon du Cinéma de París.
Un grupo de actores de efectos especiales en el Salon du Cinéma de París.
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