Los nueve finalistas serán invitados a participar en otra convocatoria

La nueva decisión adoptada por la EMVS y por el jurado del concurso para realizar una nueva convocatoria plantea dudas sobre como calificarlo. "No se trata de una anulación, es más bien una segunda fase a la que, debido a lo sucedido, se invita a los nueve finalistas a participar de nuevo en un concurso restringido en el que ya no se decidirá el ganador mediante votación popular", explicó José Luis Gómez, gerente de la EMVS.

Un notario será el único que conocerá el nombre del ganador del concurso "anulado" y será el encargado de ponerse en contacto con los participantes para comunicarles que la EMVS les invita a participar en otra fase final. "De esta forma se preservará el anonimato de los finalistas", dijo Gómez. "Esto ya se hizo con la remodelación del Museo del Prado y algún miembro del jurado ha explicado que funcionó bien", añadió.

"Pues si lo del Prado es la referencia, empezamos mal. Aquello fue una chapuza. Hicieron un concurso (participaron más de 700 arquitectos) para encubrir que querían hacerle el encargo a Rafael Moneo. Luego lo declararon desierto y en la segunda fase del concurso terminaron dándoselo a él. No es precisamente un ejemplo de transparencia", explicó el decano del COAM, Ricardo Aroca.

Salvo que algún participante lo solicitara, ya no se conocerá el nombre del supuesto ganador. Uno de los finalistas aseguró ayer que "la chapuza fue tal que, de haber ganado preferiría igualmente que se repitiera todo el proceso".