Un vicealmirante sustituye a Negroponte como jefe del espionaje
A primera hora de la mañana de ayer, el presidente de EE UU nombraba a un veterano espía como nuevo director de Inteligencia Nacional. John Michael McConnell, conocido como Mike, vicealmirante retirado, sustituirá al recién dimitido John Negroponte, quien se convertirá en el número dos de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Ambos cargos dependen de la confirmación del Senado.
Desde el principio, hace 19 meses, Negroponte sintió que no era el hombre para ocupar el puesto de primer director de Inteligencia Nacional. Como diplomático, parecía no sentirse cómodo dentro del ropaje del espionaje y al frente de las 16 agencias que conforman la inteligencia americana. Pero acudió a la llamada de George W. Bush tras rechazar otros candidatos el ofrecimiento.
Una vez más, Negroponte ha escuchado la voz de su amo y desempeñará el papel de segundo de a bordo después de que Rice así se lo solicitase al presidente el pasado verano, según fuentes de la Administración citadas por el diario The New York Times. Negroponte tiene un largo historial en el Departamento de Estado, pero ha dado un paso muy poco habitual: ha aceptado un puesto de rango inferior al que ocupaba.
Al elegir a McConnell, el presidente de EE UU opta una vez más por valores seguros, al nombrar a un profesional de la inteligencia que adquirió prominencia durante la gestión de Bush padre. Al igual que el general Michael Hayden, director de la CIA, McConnell ha ejercido el papel de director de la Agencia de Seguridad Nacional. Y como Robert Gates, nuevo secretario de Defensa y antiguo director de la CIA, el vicealmirante retirado, 63 años, ha servido en algunos de los momentos más tumultuosos de finales del siglo XX, desde la caída de la URSS a la guerra del Golfo en 1991. Como "un miembro del club", le definía ayer el Times.
Figura familiar
McConnell se convirtió en una figura familiar en las pantallas de televisión de los hogares americanos durante la guerra del Golfo, al explicar los movimientos de tropas y los ataques aéreos como máximo responsable de inteligencia bajo el mando del general Colin Powell.
La remodelación de la Administración iniciada por Bush llega tras el informe del Grupo de Estudios sobre Irak, que certifica que la política ejercida sobre el país árabe no funciona y se necesita un nuevo enfoque; y tras el revolcón sufrido por los republicanos en las urnas el pasado noviembre. Pero la mutación iniciada por la Casa Blanca parece encaminada a situar caras nuevas en posiciones clave y enmascarar el hecho de que Bush no parece dispuesto a hacer cambios demasiados radicales en su nueva estrategia para salir del atolladero de Irak.
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