Galicia pierde en 25 años un 20% de su peso en el PIB nacional
Galicia converge en lo financiero y diverge en lo económico. La paradoja, expuesta por el responsable de la sección de economía del libro, Santiago Lago, parte de un incremento del Producto Interior Bruto (PIB) gallego en los últimos 25 años de alrededor del 50%. En ese sentido, Galicia ya es España, expuso el autor. Ahora bien: el peso de la producción gallega en el conjunto de España se ha reducido en ese período un 20%, debido al mayor crecimiento de la economía española. Pero como la importancia demográfica de Galicia también ha menguado, el resultado es un PIB per cápita similar al de 1981.
No cabe hablar de discriminación financiera, en opinión de Santiago Lago. Ya desde principios de la década de los ochenta, Galicia ha recibido del Estado más inversión por habitante que la media española, mientras la política regional de la Unión Europea traía a Galicia unos dos billones de euros en el período 1986-2006. ¿Por qué el PIB por habitante se estanca? "La responsabilidad habría que buscarla más en los propios gallegos que en los que están fuera, y me refiero a la forma en que se han invertido esos fondos que nos llegaron, y que seguramente no fueron gastados todo lo bien que deberían", lamentó Lago Peñas.
Autocrítica
"Debemos asumir la autocrítica y ser más exigentes. Es necesaria una reforma estatutaria, pero ya disponemos de instrumentos y competencias suficientes para hacer mejor las cosas de como las hemos hecho", aseveró el responsable de la parte económica del libro presentado ayer, cuyas conclusiones denuncian la "rápida pérdida de peso económico y demográfico" de Galicia respecto al conjunto de España. "Los recursos no fueron optimizados", lo que debería llevar a los gallegos "a un ejercicio de autocrítica sobre el uso que se hizo de nuestro autogobierno".
Los autores opinan que con las obras ferroviarias y portuarias pendientes, las principales carencias ya no se encontrarán en el campo de las infraestructuras, "sobre todo si somos capaces de usar parte de los fondos disponibles para garantizar la intermodalidad entre tipos de transporte y las conexiones del 'último kilómetro". El libro también propone articular la política de suelo industrial de forma que se gasten más recursos allí donde haga falta, esto es, "en los entornos más dinámicos de A Coruña y Vigo o en otros lugares en perfecta interconexión viaria y ferroviaria". De forma complementaria, aboga por superar las deficiencias "significativas" del sistema gallego de innovación.
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