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El final de un dictador

Estados Unidos ha perdido ya 3.000 soldados en la guerra de Irak

El Pentágono no reconoce aún el recuento de los grupos pacifistas

El nombre de Dustin Donica quedará marcado en la historia de la guerra de Irak como la baja mortal número 3.000 entre las tropas estadounidenses que están desplegadas en el país árabe desde marzo de 2003, según las organizaciones que llevan el macabro recuento a partir de las víctimas que anuncia el Pentágono. El soldado murió en Bagdad el pasado 28 de diciembre. El Departamento de Defensa no ha reconocido esta cifra.

Era el agrio anuncio con el que arrancaba 2007, dos días después de la ejecución del ex dictador iraquí Sadam Husein. El mes de diciembre fue el que más víctimas se cobró en 2006, con un total de 112 militares fallecidos, incluyendo los dos últimos el domingo. Donica, de 22 años, era uno de ellos. El joven, originario de la localidad de Spring (Tejas), murió acribillado en la capital iraquí, donde la violencia es más intensa contra las tropas estadounidenses. Su muerte se hizo oficial durante la madrugada de ayer.

El mismo día que Donica perdía la vida, el presidente estadounidense, George W. Bush, decía desde su rancho tejano de Crawford que sus pensamientos en 2007 estarán con las tropas desplegadas en Irak. "Que Dios los bendiga", dijo.

Coincidiendo con la noticia de que se había superado la barrera psicológica de las 3.000 muertes, el portavoz de Bush insistió en que el presidente "se asegurará de que el sacrificio de estos soldados no sea en vano" y dejó claro que consideraba que "cada vida era preciosa".

Ni el Pentágono ni la Casa Blanca daban ayer la cifra oficial de bajas en el frente iraquí, donde en la actualidad hay desplegados unos 134.000 efectivos. La página oficial del Departamento de Defensa, con fecha 29 de diciembre, habla aún de 2.983 muertes y 22.500 heridos. El mayor número de muertes, 140, se registró en el momento de la invasión, según datos oficiales.

El primer millar se alcanzó en septiembre de 2004 y el segundo millar en octubre de 2005. La Administración de Bush no da por vencida ni por perdida la batalla, aunque el presidente ya advirtió antes de Navidad de que "no se atisba todavía el final" de una misión que considera clave para la seguridad de los estadounidenses. En su mensaje de Año Nuevo, Bush dijo que EE UU seguirá adelante con "su guerra contra el terrorismo y la promoción de la libertad como alternativa a la tiranía". Y en este sentido, reiteró que "vencer a los terroristas y extremistas es el reto de nuestros tiempos". El comandante en jefe rindió ayer homenaje a los sacrificios y a la dedicación de las tropas y sus familias. "Se han ganado el respeto y la admiración de una nación agradecida", remachó en una declaración que hizo por escrito, tomando de nuevo distancia de los últimos acontecimientos en Irak.

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La Administración republicana está bajo una fuerte presión de la opinión pública y de los legisladores en el Capitolio, incluidos miembros de su propio partido, que le exigen un plan preciso para empezar a salir de una guerra que va hacia su cuarto año y para la que no hay visos de mejora.

Cambio de estrategia

La Casa Blanca, entretanto, sigue trabajando sobre el cambio de estrategia militar en Irak. Bush se reunió el pasado jueves con sus principales asesores en el ámbito diplomático y de la seguridad nacional. Entonces dijo que su objetivo para 2007 era ayudar a "la joven democracia iraquí a sobrevivir". La nueva visión para salir del atolladero iraquí pasaría, en principio, por un reforzamiento de la presencia militar, con el despliegue provisional de entre 17.000 y 20.000 soldados. Las iniciativas en el ámbito militar irían acompañadas de un paquete de incentivos económicos.

Las últimas encuestas revelan que sólo un 12% de los estadounidenses estaría a favor de enviar más tropas, mientras desde las filas demócratas piden a George W. Bush que consulte al Congreso antes de anunciar cualquier plan. Algunos analistas temen que el ahorcamiento de Sadam agrave las cosas.

Manifestantes contra la guerra escenifican en Santa Mónica un entierro militar tras el muerto número 3.000 en Irak.
Manifestantes contra la guerra escenifican en Santa Mónica un entierro militar tras el muerto número 3.000 en Irak.AP

Ceremonias improvisadas

Mientras el número de bajas entre las tropas estadounidenses y civiles se incrementa en Irak, grupos pacifistas improvisaron más de un centenar de ceremonias en varias localidades de Estados Unidos para destacar la víctima mortal número 3.000 y expresar el rechazo hacia una guerra que consideran que no debería haberse producido. "Es el peaje diario en vidas humanas que se está cobrando la guerra", explican desde Military Families Speak Out. "Son demasiadas muertes", remachan desde Kansas City Iraq Task Force, a la vez que advierten que "más guerra sólo va a crear más víctimas".

La organización United for Peace and Justice (UPJ), integrada por 1.300 grupos pacifistas, está organizando una marcha contra la guerra para el próximo 27 de enero en Washington, en vísperas del discurso del presidente George Bush sobre el estado de la Nación. "Queremos marcar este trágico evento", afirma la UPJ en su portal en Internet.

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