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El sector energético cuadruplica en 15 años sus emisiones de gases de efecto invernadero

El informe de Medio Ambiente sólo ve retrocesos en tres de los 22 indicadores analizados

Las emisiones de gases de efecto invernadero, las principales causantes del cambio climático, sumaron el pasado año en Euskadi casi 26 millones de toneladas de CO2, un 1,2% más que en 2005. Esta cifra sitúa al País Vasco nueve puntos por encima de lo estipulado en el Protocolo de Kioto. El dato más preocupante es el del sector energético, cuyas emisiones se han multiplicado por cuatro en los últimos 15 años. El Gobierno presentó ayer el informe sobre el estado del medio ambiente, que aprecia retrocesos sólo en tres de los 22 indicadores usados para el diagnóstico.

El acuerdo internacional de Kioto establece que en 2012 todos los países de la Unión Europea deben contaminar un 8% menos que en 1990, pero en el caso de España se autorizó un incremento de emisiones del 15%. Euskadi se ha mantenido en los últimos años por encima de esa cifra, aunque ahora los datos han mejorado al variar los parámetros de realización de la estadística. El Departamento de Medio Ambiente sólo contabilizaba hasta hace poco las emisiones directas -las generadas en la propia comunidad autónoma-, pero el cambio del sistema energético vasco -con un autoabastecimiento del 70%, cuando en 1990 casi toda la energía se importaba- ha llevado a medir las emisiones totales: las producidas en Euskadi y las correspondientes a la energía que se importa.

"Es un criterio que hemos hablado con la Oficina de Cambio Climático [española] y les parece correcto", explicó ayer el viceconsejero de Medio Ambiente, Ibon Galarraga. Por ello, el aumento del 45% en las emisiones directas se ha quedado en el 24% al contabilizar las totales. "Pasamos de una situación en 1990 en que había más emisiones", apostilló.

El aumento del 24% es la mitad del que se registra en el conjunto de España, pero aún se encuentra alejado del 15% impuesto por el tratado de Kioto. La consejera de Medio Ambiente, Esther Larrañaga, señaló que la limitación de estos gases contaminantes es una de las cuatro prioridades del Ejecutivo y se marcó como reto lograr en 2010 la cifra de incremento del 15%. El instrumento más importante para este fin será un plan de lucha contra el cambio climático, que se espera presentar a principios de año.

El caso de Pasaia

El informe del Gobierno, presentado ayer en Bilbao, destaca que los sectores energético y del transporte suponen el 55% de las emisiones de CO2. Es llamativa la incidencia de la energía, que ha multiplicado por cuatro lo que generó en 1990, con casi 5,8 millones de toneladas de incremento en este plazo. Larrañaga atribuyó este aumento a la apertura de nuevas centrales de ciclo combinado y el elevado funcionamiento de las dos térmicas en Pasaia y Santurtzi.

La consejera reveló que la de Pasaia, que utiliza el carbón como combustible, generó 1,7 millones de toneladas de CO2 frente a las 300.000 de una central de ciclo combinado. La planta guipuzcoana funcionó el pasado año al 80% de su capacidad, cuando en ejercicios anteriores se situaba en el 30%. "El aumento [de emisiones del sector energético] es por las dos cosas: la generación propia y las centrales con gran impacto. A eso se une que en energías renovables estamos en un 5% [del total generado], que es muy bajo, y deberíamos alcanzar el 12%", precisó Larrañaga.

El diagnóstico sobre la evolución del medio ambiente en Euskadi, una iniciativa única en España que se enmarca dentro del plan ambiental del Ejecutivo, en vigor hasta 2020, es el mejor de los cinco realizados hasta ahora. Sólo figuran retrocesos en tres de los 22 indicadores: las emisiones de gases de efecto invernadero, el ruido y el consumo de energía.

Biodiversidad

La consejera destacó la "mejora de la calidad ambiental en la mayoría de los ámbitos" y que los problemas medioambientales crezcan menos que la economía. Sin embargo, mostró su preocupación por el modelo productivo y de consumo. A su juicio, además del cambio climático, el reto es la preservación de la biodiversidad, para lo que se pondrá en marcha un observatorio. Apuntó que casi un 25% de la superficie del País Vasco tiene alguna protección, aunque la "asignatura pendiente" en esta materia es la creación de corredores de conexión entre las áreas preservadas y superar los impactos visuales actuales.

El informe del Ejecutivo constata un "ligero repunte" en las incidencias con alguna repercusión medioambiental, al totalizar 36 frente a las 22 que se produjeron en 2004. La mayoría de ellas se debieron a accidentes industriales.

Como datos positivos, persiste la recuperación de los ríos y de suelos contaminados o la mejora en la calidad del aire. El pasado año se registró una media de menos de seis días con problemas en la atmósfera, frente a las 12 jornadas de 2004 y las 10 de 2003. Larrañaga destacó que únicamente tres comarcas, las guipuzcoanas de Deba, Donostialdea y Oria, registraron 10 o más días de mala calidad del aire.

El gasto público en el medio ambiente ascendió a 675 millones de euros, se mantuvo el crecimiento de los certificados de sistemas de gestión ambiental a las empresas y la superficie destinada a agricultura ecológica ha aumentado en 705 hectáreas en los últimos ocho años.

Junto a la reducción de los gases de efecto invernadero y la preservación del medio natural, la consejería se ha fijado como sus objetivos prioritarios la mejora de la calidad ambiental de los núcleos urbanos y alcanzar un consumo y producción sostenibles.

La ocupación del suelo

Uno de los datos positivos del diagnóstico ambiental es que, tras 11 años de continuos crecimientos, en 2005 se estancó la ocupación de suelo: se alcanzaron las 408 hectáreas, una cifra similar a la registrada en 2004.

Aunque tradicionalmente se suele medir el estado del medio ambiente por las emisiones de gases nocivos, la calidad del aire o la generación de residuos, una de las afecciones más graves es la urbanización del suelo. Así, entre 1994 y 2003 se ocuparon 7.500 hectáreas, más espacio que el suman los municipios de Bilbao y Rentería. Esa cifra suponía una media de 735 hectáreas anuales que perdían sus usos naturales.

La reducción de estas urbanizaciones es uno de los 40 compromisos de la revisión del plan ambiental del Ejecutivo, que se presentará en los próximos meses. De esta manera, de la tasa actual de 1,23 hectáreas por día se pretende pasar a media hectárea en 2010, un objetivo que es admitido por los responsables de Medio Ambiente como "muy duro". En el conjunto de España, según los datos de la consejería, se alcanzan niveles de ocupación del suelo de 20 hectáreas diarias.

La intención es "renaturalizar" zonas urbanizadas en desuso, como accesos a áreas industriales ya cerradas.

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