Miles de jóvenes se manifiestan en decenas de ciudades para exigir una vivienda digna
La policía carga contra los asistentes en Madrid cuando iban a sentarse frente al Congreso
Miles de jóvenes se manifestaron ayer por una treintena de ciudades de toda España para exigir una vivienda digna. Los congregados montaron protestas bajo el lema No podemos volver a casa por Navidad porque todavía no nos hemos marchado de ellas. Los mayores problemas se produjeron en Madrid, donde agentes de los antidisturbios cargaron contra los congregados para evitar una sentada frente al Congreso de los Diputados. En Barcelona, 7.000 personas se manifestaron sin incidentes para protestar contra la nueva ley catalana de acceso a la vivienda, que consideran poco intervencionista.
La protesta masiva fue convocada a través de páginas de Internet desde hacía más de un mes. El manifiesto destaca "la gravísima situación generalizada del acceso a la vivienda" en España, "una situación que ha sido provocada principalmente por la nefasta gestión de un gran número de responsables políticos pertenecientes a todas las instancias del Estado". "Nuestro deseo es seguir trabajando para conseguir que se erradique la especulación urbanística y que la vivienda se reconozca como un derecho inalienable", añade la convocatoria.
Entre 2.000 y 3.000 personas de entre 20 y 35 años tomaron en la tarde de ayer el centro de Madrid para protestar contra la especulación y el elevado precio de la vivienda. Carecían del permiso de la Delegación del Gobierno para esta concentración. Los asistentes, convocados por Internet y en asambleas celebradas en facultades universitarias, organizaciones no gubernamentales y otras entidades, no llevaban signos de identificación política o sindical. ¿Qué es lo que pasa que no tenemos casa?, Rebelde sin casa y Se han pasado robando con el ladrillo fueron tres de los mensajes en las pancartas.
Agentes antidisturbios realizaron una carga para evitar que hicieran una sentada frente al Congreso de los Diputados. Los congregados se dispersaron a la carrera por la contigua calle de Montera y cortaron durante algunos minutos la Gran Vía. Después, los policías les llevaron hasta las aceras. Varios comercios bajaron las persianas en la Gran Vía ante el temor de los manifestantes, que aprovecharon los semáforos en verde para los peatones para colapsar la circulación en esta céntrica vía. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid informaron de que no hubo detenidos entre los manifestantes. Unos 100 agentes se encargaron de la seguridad.
En Barcelona, y pese a que en principio sólo estaba convocada una concentración, la masiva asistencia de personas animó a los organizadores a emprender una marcha por el centro de la ciudad y hasta la Delegación del Gobierno. Mileuristas, okupas y personas de todas las edades se manifestaron festivamente por el centro de la ciudad con un discreto cerco policial. Los organizadores de la marcha cifraron en 20.000 los asistentes y añadieron una reivindicación en clave catalana justo cuando el Gobierno de José Montilla acaba de aprobar el anteproyecto de Ley de Acceso a la Vivienda, que prevé expropiaciones temporales de casas vacías. La manifestación, sin embargo, iba encabezada por la pancarta La ley de Vivienda no toca el mercado, la ley es papel mojado.
La marcha duró más de dos horas, durante las que los manifestantes fueron parando delante de todas las oficinas bancarias que encontraron a su paso para protestar. "Todos al suelo, la hipoteca nos mata" y "Toda España es Marbella" fueron las consignas más coreadas.
En Andalucía, medio millar de personas se manifestó por sus principales capitales poniendo de manifiesto que las ciudades andaluzas no necesitan la construcción de nuevas promociones porque en toda la región hay ya unas 100.000 viviendas vacías.
En Sevilla, un centenar de personas se concentró frente a la sede del Ayuntamiento para reclamar una vivienda digna. La mayoría de los participantes en la protesta era gente joven que coreó consignas como "Qué pasa, que no tenemos casa".
Información de Oriol Güell, F. Javier Barroso, Miquel Noguer y Raúl Limón.
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