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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hamlet en 13 Rue del Percebe

Javier Vallejo

Tras enterrar a papá, Hamlet y su madre vuelven a su chalé de tres plantas, con fachada transparente de metacrilato. Abajo, están el salón, la cocina americana y el jardín; arriba, las habitaciones y los baños, expuesto todo a la vista del público. En este escenario tan sugestivo, Àlex Rigola, director del Teatre Lliure, desarrolla una pantomima hiperrealista, llena de guiños al Hamlet de Shakespeare pero inspirada más bien en el teatro mudo alemán contemporáneo. Pienso en La hora en que no supimos nada uno del otro, de Peter Hanke, y, sobre todo, en Concierto a la carta, de Franz Xaver Kroetz, dirigida recientemente por Thomas Ostermeier, uno de los modelos de Rigola.

Los protagonistas de European House deambulan, se preparan un café con leche, se tumban apesadumbrados. Una de ellos va al water, se baja las bragas y orina con naturalidad absoluta, como hacía la mujer suicida de Concierto a la carta. Parece que nadie la estuviera mirando, y tiene pendiente a todo el patio de butacas. Ninguno de los personajes dice ni pío, pero el ruido de la cucharilla contra la taza de café, el del chorrito contra el agua estancada o el de la cadena del water, recogidos por micros y amplificados, llegan al espectador con la nitidez de una banda sonora cinematográfica.

European House

Creación y dirección: Àlex Rigola. Intérpretes: Chantal Aimée, Pere Arquillué, Joan Carreras, Pere Eugeni Font, Àngela Jové, Nathalie Labiano, Norbert Martínez, Sandra Monclús, Alicia Pérez, Joan Raja, Eugeni Roig, Ernest Villegas. Escenografía: Bibiana Puigdefàbregas y Sebastià Brosa. Luz: Maria Domènech. Vestuario: M. Rafa Serra. Madrid. Teatro Español.

Teatralidad mínima

Todo transcurre con teatralidad mínima: Hamlet, interpretado por Joan Carreras, se desnuda, entra en la ducha sin prisas, se enjabona minuciosamente, se aclara y se seca, como si estuviera en la intimidad más absoluta. Para que este encadenamiento de acciones prosaicas no llegue a saturar, Rigola comienza a inyectarle dosis de humor y golpes de efecto.

Hay mucha emulación del teatro alemán actual y del belga en European House: en la estupenda iluminación de Maria Domènech, que no deja un solo punto de luz a la vista del público, e incluso en la idea escenográfica. La acción de Allemaal Indian, montaje de Les Ballets C. de la B. representado en Barcelona seis años ha, transcurría ya en torno a un par de casitas tipo 13 Rue del Percebe.

Contar, European House no cuenta grandes cosas, pero resulta ameno. Sus momentos mejores evocan algunas secuencias de Mi tío, filme mudo donde Jacques Tati retrata a una familia burguesa en su chalé de diseño y la envuelve en una banda sonora de ruidos domésticos.

El montaje de Rigola tiene mucho de ejercicio de estilo apurado hasta el fondo, y no poco de experimento formal con Dom Pérignon en lugar de gaseosa.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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