Los partidos vascos confían en que el diálogo político se desbloquee en enero
El Gobierno considera el proceso en "compás de espera" a que ETA y Batasuna se decanten
El Gobierno está siguiendo a diario la temperatura del proceso de final dialogado del terrorismo -incluida la situación de ETA-, y califica el momento de "compás de espera", a la espera de que la banda y Batasuna se decanten por continuar el proceso. Aunque la gravedad de la crisis está reconocida por todos sus protagonistas, especialmente Batasuna, nadie se plantea su ruptura. La Moncloa sigue viendo el proceso en perspectiva, con etapas difíciles, pero mantiene la expectativa de un final. Los partidos vascos -PNV, PSE y algún sector de la izquierda abertzale- confían en que el "compás de espera" se decante, entre enero y febrero, a favor del reinicio del diálogo político, paralizado desde hace un mes.
La clave del proceso en las próximas semanas está en si Batasuna decide legalizarse
El seguimiento del proceso por el Gobierno parte de su situación de crisis, agravada en las últimas semanas. La alarma se encendió con el robo de pistolas de ETA en Francia, a fines de octubre al afectar a la esencia del proceso, al inicio del diálogo del Gobierno y ETA, para abordar la situación de los presos, que requiere la ausencia de violencia. La decepción del Gobierno, con las alarmas previas por la reaparición de la kale borroka, en agosto, se unía a la decisión de Batasuna de aplazar su legalización, prevista para el fin del verano, y su cuestionamiento de la vía de la Ley de Partidos.
ETA marcó el inicio de la crisis en su comunicado del 17 de agosto, pero el 5 de diciembre, Batasuna endureció aún más su discurso. En un comunicado, dejó en posición secundaria sus reivindicaciones políticas -derecho a decidir y territorialidad-, y puso en primer plano cuestiones que afectan a la esencia del proceso: la exigencia de su reconocimiento como interlocutor; el "incumplimiento de compromisos" por el Gobierno, como la persecución a Batasuna, la doctrina Parot, las detenciones; la denuncia de "un proceso sin contenido político"; y la pérdida de confianza en los socialistas.
El endurecimiento del discurso de Batasuna, unido a que la revista interna de ETA, Zutabe, fijó meses atrás el final del otoño como plazo para valorar el proceso, ha llevado a algún partido a anticipar que la banda podría suspender el alto el fuego en los próximos días. Los partidos vascos estiman que podría haber un duro comunicado de ETA, consideran poco probable una suspensión e imposible la ruptura.
El endurecimiento del discurso de Batasuna está vinculado a las asambleas que se está produciendo en sus filas, con críticas muy duras al proceso. Una de las más socorridas es el alarde de Zapatero, en respuesta al PP, de no haber ejecutado movimientos penitenciarios, en contraste con los de Aznar en la tregua de 1998. No obstante, en las asambleas, pese a sus duras críticas, no se han votado decisiones contra el proceso.
La Moncloa mantiene las expectativas sobre el proceso, pero Zapatero, esta semana, ha insistido en reclamar "tiempo" para que se vean los avances del proceso.
Una manifestación de esos avances son las decisiones judiciales, con repercusión positiva en el proceso, producidos en una semana. Una es el auto del Tribunal Supremo sobre la reunión de los dirigentes del PSE y Batasuna, que no sólo avaló la legalidad de la reunión sino que reclamó para el proceso de paz un rango político, a resguardo del intento de penalización que pretendía el PP.
Otra expresión de distensión del proceso es la petición de la Fiscalía de archivar el caso Egunkaria, de gran repercusión en Euskadi, con lo que desaparece la inicial pretensión judicial de vincular este diario con ETA. La tercera es el auto del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, con la exigencia de más garantías para los detenidos, con lo que se eliminarán las sospechas de malos tratos en los interrogatorios policiales.
La referencia de Rodríguez Zapatero, de esta semana, a que en este proceso dará "pasos sólidos", además de responder a Batasuna, procede de la experiencia de la tregua de 1998. Entonces, Aznar acercó más de 200 presos de ETA a las cárceles vascas, unilateralmente, sin ningún resultado en el proceso. Zapatero no dará pasos hasta que su Gobierno los negocie con ETA. Y la negociación no se iniciará hasta cesar la violencia.
Pero la pieza angular del proceso, en las próximas semanas, está en la legalización de Batasuna y su cumplimiento de la Ley de Partidos. Desde Batasuna se le pide al Gobierno unas garantías que los abertzales sospechan que no está en condiciones de dar por la división de poderes y la actitud de algunos jueces ante el proceso. Batasuna también pretende vincular su legalización al preacuerdo sobre la mesa de partidos, cuyas conversaciones están bloqueadas desde hace un mes.
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