Un hombre con orden de alejamiento mata a su novia en Barcelona
El agresor, detenido dos veces por maltrato, convivía con la mujer pese a la prohibición
Agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron el miércoles a José Manuel G. S., de 28 años, como presunto autor del asesinato de su compañera sentimental, Montserrat Boo, de 31 años. La detención se produjo después de que los agentes encontraran en el domicilio de la pareja, en Viladecans (Barcelona), el cuerpo sin vida de la mujer, con indicios de haber recibido varias puñaladas y, junto a ella, un cuchillo de cocina con el que se podría haber cometido el crimen. Sobre el detenido pesaba una orden de alejamiento de la víctima, que ambos quebrantaban de forma voluntaria, ya que continuaban viviendo juntos. También tenía antecedentes por dos delitos de amenazas y lesiones cometidos en 1999. Ayer ingresó en la prisión Modelo tras confesar el crimen ante el juez.
La policía se enteró de lo ocurrido cuando el hermano pequeño de José Manuel acudió a la comisaría de Viladecans para explicar que éste le había confesado que había matado a su pareja. Los agentes fueron inmediatamente al domicilio, en el 8º 2ª del número 166 de la avenida de la Generalitat. Con la ayuda de los bomberos, lograron entrar y encontraron el cadáver. Pocos minutos después localizaron al presunto asesino en una calle de Viladecans.
José Manuel G.S. ya había sido detenido dos veces por maltratos. Montserrat Boo vivía desde hacía cinco años en el piso, que tenía alquilado. Tras una relación anterior que no fructificó, compartía la vivienda con una amiga, Raquel. Los vecinos explicaron ayer que ésta conocía los maltratos que sufría Montserrat Boo y a principios de año decidió denunciar a José Manuel. El 22 de marzo, los agentes le detuvieron y el juez decretó una orden de alejamiento de 500 metros. Tan sólo cinco días después volvió a ser apresado por el mismo motivo y por quebrantamiento de las medidas cautelares. Entonces el juez dictaminó que el hombre no podía acercarse a menos de 1.000 metros de su víctima durante un periodo de dos años.
La amiga de la Montserrat discutió con el hombre, que continuaba acudiendo al domicilio. Finalmente, Raquel decidió abandonar el piso. Después del verano, el detenido se fue a vivir con Montserrat. Separado y con un hijo de tres años, los fines de semana que le tocaba ocuparse del menor, lo llevaba a la casa de Montserrat. "Ella y el niño se llevaban muy bien", comentó Soledad Rodríguez, vecina del inmueble.
"Cuando aparecía la policía por el barrio, él se marchaba", explicó Manuel Rodríguez, dueño del bar La Alhambra, establecimiento que se encuentra junto al bloque donde vivía la pareja. José Manuel G. S., trabajador de la construcción en una empresa de Viladecans cercana al domicilio, acudía cada día al local al terminar la jornada laboral, hacia las 19.00, para tomar unas cervezas. Allí lo conocían muy bien. Se hizo amigo de uno de los camareros, con el que siempre bromeaba. El día del crimen también se presentó y se tomó varias cervezas. Sin embargo, al contrario que otras veces, se mostró arisco y respondió con malas palabras al personal. "Estaba nervioso. Le pregunté qué le ocurría y me dijo que se encontraba mal", explicó Rodríguez. Por la noche volvió para llevarse dos bocadillos y, desde entonces, no supieron nada más de él hasta conocer ayer que Montserrat había sido apuñalada.
Montserrat era enfermera y trabajaba en una clínica de Barcelona. Era una mujer atractiva y "alegre, a la que le gustaban mucho los niños", según sus vecinos. En algunas ocasiones, los residentes en el inmueble habían escuchado alguna pelea y ruido de muebles. Los inquilinos del sexto piso aseguraron que sabían que había malos tratos y afirmaron que en alguna ocasión habían encontrado sangre en la escalera. La puerta del 8º 2ª, donde se cometió el crimen, estaba ayer precintada por la Policía Nacional. Un cartel prohibía la entrada a la vivienda.
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