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La expulsión de 26.000 inmigrantes desata una crisis política en Holanda

La ministra Verdonk se mantiene en el Gobierno pero pierde la cartera de Inmigración

Isabel Ferrer

El Gobierno holandés cedió ayer a la exigencia parlamentaria de no expulsar a 26.000 inmigrantes irregulares que trataron, sin éxito, de residir en Holanda antes de 2001, año de la reforma de la actual Ley de Extranjería. Quedó así frenada, de momento, la crisis institucional provocada al rechazar el Gabinete en funciones dicha decisión mayoritaria del Parlamento. Éste, con plenos poderes tras las elecciones del pasado 22 de noviembre, exigía la paralización de las expulsiones de los 'sin papeles' hasta que una nueva coalición gubernamental evalúe una amnistía.

La hasta ahora ministra de Inmigración, la liberal Rita Verdonk, fue apartada de su trabajo, que pasó a Justicia. Ella se ocupará sólo de gestionar la Integración.

El compromiso logrado anoche por el Ejecutivo holandés tras 15 horas de reuniones describía a los inmigrantes irregulares que podrán quedarse por ahora como "casos humanitarios, en especial si tienen hijos, así como los que estén en la última fase de sus apelaciones para lograr un permiso de residencia". Si ello significa que los 26.000 incluidos en la decisión parlamentaria podrán esperar en Holanda a que se debata una amnistía, quedará claro hoy. Diputados y Gobierno se reunirán de nuevo para discutir este extremo a partir del mediodía. "Ha sido una jornada larga y difícil. Siento el retraso", dijo de madrugada el primer ministro democristiano, Jan Peter Balkenende, al anunciar el acuerdo. En su intervención quedó claro que sólo su partido, y no los liberales de derecha con los que gobierna en funciones, acataba la decisión parlamentaria.

"Los ministros liberales no están de acuerdo. Entre ellos, por supuesto, la titular de Inmigración. Pero por el interés nacional, no dimiten en grupo", añadió Balkenende. Sí que hubo una concesión adicional al Parlamento: Rita Verdonk perdió la cartera de Inmigración, que pasó a manos del Ministerio de Justicia. A partir de ahora, Verdonk se ocupará de la Integración de las minorías y de los problemas de la delincuencia juvenil. "Estoy contento de que haya sido posible evitar las deportaciones. Mañana veremos cómo encajamos a los 26.000", declaró Wouter Bos, líder socialdemócrata. "Esperaré al debate para saber si hay que presentar una moción de confianza, o si las expulsiones se frenan hasta que haya un nuevo Gobierno", añadió Famke Halsema, jefa de los verdes.

Desde que la moción de censura contra Verdonk saliera adelante el pasado martes con el apoyo de toda la oposición de izquierda [el Gobierno en funciones es de centro derecha], además de la Unión Cristiana, la escena política holandesa no volvió a ser la misma. En plenas negociaciones para cerrar un nuevo pacto de Gobierno, del que ya se han apeado los socialistas radicales, con 25 escaños en un Parlamento de 150, las diferencias de enfoque sobre la inmigración se han convertido en un auténtico litigio. Durante el debate donde se reprobó a la ministra, todavía con todo su trabajo en las manos, hubo críticas muy duras. "No entiendo cómo hemos llegado a esto. Sólo le pedíamos que congelara las deportaciones de los 26.000, no que aplicara una ley sin redactar", lamentó Bos. "Resulta inaceptable que Verdonk haya sido capaz de darle la espalda al Parlamento", añadió Alexander Pechthold, dirigente de los liberales de izquierda.

Su grupo, el tercero de la antigua coalición en el poder junto con la democracia cristiana y los liberales de derecha, provocó en junio pasado la caída del Gabinete del primer ministro, Jan Peter Balkenende. Fue cuando la titular de Inmigración le retiró durante unos días el pasaporte a la diputada de origen somalí Ayaan Hirsi Alí. Residente ahora en EE UU, la misma está amenazada de muerte por sus críticas al Islam, y mintió hace una década sobre su pasado para conseguir asilo en Holanda. El pasado miércoles, el nuevo pulso de Pechthold con la política más popular de Holanda, mantuvo en vilo al Parlamento. "Dígame si piensa usted expulsar a los irregulares esta misma noche", le preguntó a Verdonk. La respuesta llegó rápida: "Yo no puedo hacer otra cosa que cumplir la ley. Y sí, en cuanto finalice este debate daré órdenes de que se reanude su traslado a los aviones", dijo ella.

Para los inmigrantes en espera de expulsión, la incertidumbre era lo peor. En el grupo, formado desde ciudadanos de Europa del Este a iraníes, afganos o iraquíes, hay familias enteras con una década de vida en Holanda e hijos nacidos y escolarizados en el país.

Rita, la ministra de hierro

A los 51 años y con apenas tres de labor ministerial, la liberal Rita Verdonk, responsable de Inmigración, es ya la política más popular de Holanda. También es la más criticada, y hasta insultada (la llaman "Rita de hierro"), por su expeditiva manera de trabajar.

Su momento más embarazoso fue, sin duda, la retirada del pasaporte a la diputada de origen somalí Ayaan Hirsi Alí por haber mentido sobre su pasado para residir en Holanda. Ocurrió en junio pasado, y su actuación provocó la caída del segundo Gobierno de centro derecha del primer ministro Jan Peter Balkenende.

Salida del departamento de Justicia y antigua directora general de Prisiones, su llegada al poder se produjo en 2003, al año del asesinato del líder xenófobo Pim Fortuyn a manos de un ecologista radical. Era un momento de grandes discusiones acerca de la integración de las minorías musulmanas y del freno general a los extranjeros. Y ella, que se esmeró en la aplicación de las normas aprobadas por el Ejecutivo, tuvo pronto sonados tropiezos.

A finales de 2003, propuso abandonar en la calle a los inmigrantes irregulares. "Así dejarán de interponer demandas que sólo retrasan su marcha", explicó. El plan fue desbaratado por el propio Gobierno y más tarde por el Congreso.

El pasado año, cuando un incendio en el centro de expulsión para inmigrantes del aeropuerto de Schiphol-Amsterdam causó 11 muertos, calificó la actuación de los celadores de "adecuada". Un informe posterior desveló que no estaban de guardia la noche de autos.

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