Una cumbre opaca sobre intereses estratégicos
La III Reunión de Alto Nivel (RAN) hispano-argelina es la cumbre más opaca que se recuerda, en la medida en que ninguno de los dos líderes implicados quiso someterse a las preguntas de los informadores. En el caso de Abdelaziz Buteflika, su silencio es protocolario, ya que dentro de Argelia lo observa siempre. El de José Luis Rodríguez Zapatero no tiene, en cambio, precedentes en este tipo de encuentros. Hace dos años, también en Argel, dio su rueda de prensa en solitario. Esta vez, se ha limitado a comparecer junto a su anfitrión para hacer un breve comentario de los temas tratados.
Los temas en cuestión son, sin embargo, tan estratégicos como el aprovisionamiento de energía. Dejando al margen la voluntad declarada del Gobierno de avanzar hacia una diversificación de las fuentes que resulta imprescindible en el contexto actual de escasez e incertidumbre política, Zapatero reafirmó ayer el interés de España por mantener a Argelia como principal proveedor de gas, pese a la importancia creciente de Qatar, y Argelia reafirmó su interés por que España siga siendo uno de sus principales clientes.
En ese sentido, Buteflika invitó reiteradamente a las empresas españolas a participar en las privatizaciones en su país, y a equilibrar un comercio global de más de 5.000 millones de euros anuales que implica un fuerte déficit para los españoles. Zapatero reiteró, por su parte, el compromiso de construir una interconexión eléctrica submarina y, sobre todo, de que el gaseoducto submarino entre Argelia y Almería participado por Cepsa, esté operativo para 2007.
Este proyecto emblemático, junto al proyecto gasista integral en el que Repsol invertirá 2.000 millones de dólares, duplica la capacidad actual de transporte de gas argelino a través de Marruecos. Con él, el suministro español quedará garantizado incluso en un hipotético conflicto con Marruecos.
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