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Un grupo de enmascarados asesina a tiros a tres hijos de un jefe policial palestino

El ataque, del que nadie se ha responsabilizado, amenaza con reavivar la violencia en Gaza

Vuelve a correr la sangre en Gaza tras dos semanas de calma tensa. Pistoleros enmascarados acribillaron a balazos el coche en el que acudían al colegio tres hijos de un jefe de los servicios secretos palestinos. Los pequeños, de entre seis y nueve años de edad, y un transeúnte fallecieron en el acto. El primer ministro, Ismail Haniya; el presidente palestino, Mahmud Abbas, y todos los partidos condenaron la carnicería, de la que ningún grupo se responsabilizó. En una coyuntura política crucial, fracasadas las negociaciones para formar un Gobierno de unidad nacional, el crimen amenaza con desatar respuestas violentas.

Antes de las siete de la mañana, en pleno centro de la ciudad de Gaza, los asesinos dispararon al menos 30 balas contra el vehículo de Baha Balusha, un coronel miembro de Al Fatah, el partido del presidente Abbas, que desempeñó un papel destacado en la represión de los militantes fundamentalistas en la última década del siglo pasado, cuando los milicianos de Hamás eran perseguidos sin piedad por la policía de la Autoridad Nacional Palestina dirigida por Yasir Arafat. Testigos del tiroteo aseguraron que agentes del Ministerio del Interior, dirigido por Hamás, persiguieron a los agresores en su huida.

¿Se trata de un episodio más de las luchas intestinas entre Al Fatah y Hamás? ¿O es una venganza mafiosa de alguno de los clanes criminales que proliferan en un territorio que padece una crisis económica descomunal? No hay respuesta, y difícilmente la habrá a corto plazo en un territorio dominado por la anarquía. Pero en un punto coinciden todos: no hay precedentes de un ataque similar en la franja de Gaza. "Los asesinos sabían que Baha no viajaba en el coche porque nunca lleva a sus hijos al colegio. No pudieron matarle a él, y eligieron acabar con sus hijos", declaró un oficial de los cuerpos de seguridad palestinos. Balusha ya sufrió un intento de asesinato en septiembre, lo que abona la tesis de la reyerta entre grupos criminales, porque, además, dirigentes de los dos partidos hegemónicos se abstuvieron ayer de lanzarse acusaciones por el crimen, como suele ser la norma.

Tras 15 días de tranquilidad, después del alto el fuego pactado entre palestinos e israelíes, las aguas bajan turbulentas de nuevo en la política palestina. La propuesta de la Organización para la Liberación de Palestina para disolver el Gobierno de Hamás y convocar nuevas elecciones presidenciales y legislativas ha sido rechazada sin medias tintas por el primer ministro, el islamista Haniya. "La iniciativa es contraria a la legalidad y supone el comienzo de la creación de disturbios", aseguró el domingo en una conferencia de prensa en Teherán, donde se encontraba en visita oficial y donde recabó el apoyo explícito del régimen iraní.

Las negociaciones para constituir un Gobierno de unidad con el fin de levantar el bloqueo económico impuesto por la comunidad internacional a los territorios palestinos han fracasado. Haniya explicaba el porqué. "Al Fatah no quiere un Ejecutivo de unidad nacional, quieren expulsar a Hamás del Gobierno", dijo en una apreciación compartida por diplomáticos europeos, que señalan que Abbas reclamó para su partido o para dirigentes independientes los ministerios más importantes: Exteriores, Finanzas e Interior, entre otros. Haniya reiteró, una vez más, que Hamás nunca reconocerá la legitimidad de Israel ni renunciará a la violencia "hasta que Jerusalén sea liberada". A este respecto también obtuvo el espaldarazo de Irán, que alentó al grupo islamista a proseguir su lucha.

El respaldo de Teherán no es sólo político. El jefe del Ejecutivo palestino anunció ayer que el régimen iraní se ha comprometido a donar 189 millones de euros en 2007 a las depauperadas arcas palestinas, lo que alentará a Hamás a perseverar en su intento por seguir gobernando los territorios ocupados.

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Olmert y el arma nuclear

Todo el mundo lo da por hecho. Pero que un primer ministro israelí admita implícitamente que el Estado judío cuenta con armas nucleares es novedad. Medios israelíes especulaban anoche sobre si el jefe del Gobierno había cometido un lapsus. Tal vez.

Aunque cada día que pasa el lenguaje de los dirigentes sionistas hacia el régimen de Teherán se endurece. Tras afirmar que el Estado judío nunca amenaza a ningún país con el exterminio, Ehud Olmert se preguntó de forma alambicada en una entrevista concedida a la cadena de televisión alemana N24: "Irán amenaza abierta, explícita y públicamente con borrar a Israel del mapa. ¿Puede decirse que esto está al mismo nivel [de las presuntas amenazas israelíes] cuando Irán aspira a tener armas nucleares, como EE UU, Francia, Israel o Rusia?".

Poco después, la portavoz del primer ministro, Miri Eisin, desmentía que Olmert estuviera admitiendo que Israel posee bombas atómicas, aunque incluyera su país junto a otros Estados nucleares. A la pregunta de si Israel dispone de esas armas, la respuesta oficial ha sido, indefectiblemente, la siguiente: "Israel nunca será el primero en atacar con una bomba atómica". Es decir, una contestación ambigua al servicio de la capacidad de disuasión.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, admitió el martes en el Senado la existencia del potencial nuclear israelí.

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