_
_
_
_
Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mihura en almíbar

Javier Vallejo

Cuando Ionesco lo "inventó", el teatro del absurdo ya llevaba veinte años allí. El humor dislocado de La cantante calva no habría sorprendido tanto en el París de posguerra si Tres sombreros de copa se hubiera estrenado en su día. El propio Ionesco se pasmó al leer la obra de Mihura: ¡tenía un álter ego en Madrid! Mientras La cantante calva ha amarilleado con el tiempo, Tres sombreros de copa sigue tan lozana. Nadie le niega su posición cimera en el teatro español del siglo XX. Intuyo que, si Gustavo Pérez Puig no la tuviera en explotación, el Centro Dramático Nacional conmemoraría el centenario de Mihura con ella. Al final, en vez de buscar entre el fondo de armario de su producción, el CDN ha encargado a Ignacio del Moral y a Ernesto Caballero, dos autores con sentido del humor afín, que enhebren una obra nueva con fragmentos entresacados de mil y un mihuras.

Las visitas deberían estar prohibidas por el código penal.

Sobre textos de Miguel Mihura.

Dirección: Ernesto Caballero. Madrid. Teatro María Guerrero. Hasta el 28 de enero de 2007.

Las visitas deberían estar prohibidas por el Código Penal comienza con un guiño a La cantante calva: un reloj da 12, 14, 20 campanadas. "Caramba, pues sí que se ha hecho tarde", dice alguien al oírlas. La primera mitad del espectáculo no tiene desperdicio: es puro disparate, llevado con pulso firme y a ritmo trepidante. Aparecen una monja que resulta ser una vaca despechada por un veterinario, un ladrón cuya vocación se despertó trabajando en la banca, una mujer empeñada en encasquetar un caldito con yema a todo bicho viviente... Estos personajes entran, desbarran y dan el testigo a otros todavía más absurdos. Unos provienen de Melocotón en almíbar, La bella Dorotea y Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario; otros, de relatos publicados en revistas satíricas.

Descontextualizados, los textos de Mihura ganan en surrealismo. Casi todos los fragmentos originales están bien elegidos, y sus intérpretes los sirven con gran vis cómica: son una troupe cómplice y bien ensamblada. Se nota que la mayoría llevan tiempo trabajando juntos y que se lo pasan bien.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_