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Pfizer paraliza un medicamento contra el 'colesterol malo'

La farmacéutica, en regulación de empleo, observó 85 muertes durante los experimentos

Pfizer, la mayor farmacéutica del mundo, anunció la pasada madrugada el abandono de las pruebas clínicas de un importante medicamento contra el colesterol, que se encontraba en una fase experimental. El fármaco se conoce como Torcetrapib y se esperaba que su futura comercialización representara un importante avance para reducir los ataques al corazón e infartos. La compañía justifica este paso por las muertes y problemas cardiacos sufridos por algunos pacientes que fueron tratados con el medicamento.

El Torcetrapib estaba diseñado para incrementar los niveles del conocido como "colesterol bueno". Para ello utilizaba un cóctel de medicamentos que ya existen en el mercado que reducen el "colesterol malo", como Lipitor y Zocor. La fase de pruebas se esperaba concluyera en 2009, mientras el fármaco se sometía el año próximo a la aprobación de la agencia del medicamento en EE UU. El sábado por la noche, Pfizer dio un giro total en sus planes y comunicó que aparcaba con carácter inmediato las pruebas, en las que participaron 15.000 pacientes, y su desarrollo.

En un comunicado, la compañía explicó que ponía fin a las pruebas "por un desequilibrio en la mortalidad y en los eventos cardiovasculares", y se disponía a informar a los pacientes del programa para que dejen de tomar la medicación. El portavoz de Pfizer, Paul Fizthenry, explicó después que 85 pacientes de los 7.500 que tomaron el Torcetrapib murieron, frente a 51 muertes de los 7.500 que fueron tratados exclusivamente con Lipitor, el medicamento más vendido del mundo.

La poderosa farmacéutica confiaba en poder demostrar que la combinación de tratamientos era más eficaz para reducir los infartos y ataques al corazón que si el paciente era tratado sólo con Lipitor. La comunidad médica también espera que el nuevo enfoque de Pfizer abra una vía para reducir la mortalidad asociada a las enfermedades coronarias. Pero algunos cardiólogos no ocultaron su preocupación por los efectos secundarios del cóctel, como el incremento de la presión arterial, que Pfizer consideraba hasta ahora infundada.

Pfizer dedica anualmente unos 7.000 millones de dólares para el desarrollo de nuevos medicamentos. La farmacéutica, que ha invertido 800 millones en el desarrollo de este tratamiento, no especifica en este momento la causa del problema y se limita a decir que da este paso "en el interés de la seguridad de los pacientes". El varapalo es todavía más sonado si se tiene en cuenta que Jeffrey Kindler, su consejero delegado, llegó a decir la semana pasada, en una reunión con analistas, que el Torcetrapib y otros medicamentos similares en fase de desarrollo, iban a ser "uno de los compuestos más importante de nuestra generación".

Kindler se mostraba ayer "sorprendido" y "decepcionado", y reconocía el reto que este contratiempo representa para la compañía, ante el que pretende "responder con rapidez y agresividad". Y es que el abandono en la investigación puede tener importantes implicaciones financieras para la compañía, que en 2010 perderá la patente de su producto estrella contra el colesterol y que cada vez tiene más difícil desarrollar nuevos fármacos. Pfizer acaba de anunciar una regulación de empleo que afecta al 20% del departamento comercial. El fracaso del Torcetrapib amenaza con potenciar el ajuste.

Los ingresos de Pfizer ascendieron a 51.000 millones de dólares en 2005, de los que 13.000 millones le llegaron a través de Lipitor. Los fármacos contra las enfermedades cardiovasculares se encuentran entre los más vendidos en el mundo occidental.

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