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Gastos en los municipios

La contaminación lumínica de Málaga limita el uso del telescopio de Sierra Nevada

Fernando J. Pérez

"En bajas alturas sobre el horizonte no podemos utilizar el telescopio de Sierra Nevada hacia la dirección donde está Málaga hasta las dos o las tres de la madrugada". El director del Instituto de Astrofísica de Andalucía, José Carlos del Toro, es uno de los principales perjudicados de la contaminación lumínica que genera la Costa del Sol. El crecimiento de las ciudades andaluzas y el exceso de iluminación de los espacios públicos no ha llegado al extremo de inutilizar el observatorio astronómico -como sucedió con las instalaciones de Monte Palomar por el crecimiento de Los Ángeles (EE UU)- pero limita en buena medida el trabajo de los astrofísicos que trabajan en Sierra Nevada "Sabemos dónde está Málaga mejor que dónde está Granada", se queja Del Toro.

El aumento del brillo del cielo nocturno, especialmente cuando hay neblinas, no sólo dificulta enormemente las investigaciones astronómicas sino que también altera los ciclos vitales y los comportamientos de especies nocturnas, tanto vegetales como animales. "La calidad del cielo también forma parte de nuestro medio ambiente. Llevamos unas décadas siendo conscientes de ello, pero no hemos reflexionado sobre la importancia de tener un cielo oscuro", señala el director del IAA, organismo con sede en Granada y dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). No tener un cielo oscuro significa un derroche de energía "desmesurado", según Del Toro. "Lo que se necesita es iluminar el suelo, no el cielo. Toda esa luz que sube al cielo es energía y combustible fósiles que se están agotando para producirla", señala. De acuerdo con sus cálculos, "más de la mitad de la luz de una farola esférica está siendo tirada a la basura y además impedimos que los científicos y los aficionados puedan estudiar el cielo".

Para Del Toro, la solución pasa por cambiar el diseño de las farolas y demás elementos de la iluminación urbana. "Las luces no sólo están mal diseñadas, sino que tienen un espectro que contamina en muchas longitudes de onda. La solución son las farolas con caperuza y luminarias con vapor de sodio que emiten en longitudes de onda muy concretas y no invaden el resto del espectro electromagnético", apunta.

La Junta de Andalucía va a incorporar medidas para proteger la oscuridad del cielo nocturno en la Ley de Gestión Integrada de Calidad Ambiental, cuyo texto definitivo está en fase de aprobación. La futura normativa protegerá los entornos de los observatorios astronómicos y promoverá el uso eficiente del alumbrado. "El problema es claro y fácilmente evitable. Pero, ojo, no es barato", advierte Del Toro.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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