Cabernet, versión española

Ya han pasado muchos años desde que Miguel Torres elaborara los primeros cabernet sauvignon de calidad allá por los años setenta. Y el varietal, tan denostado como alabado, se ha asentado en España como una opción más, ganando ese plus necesario de personalidad que sólo el tiempo, la tierra y el clima pueden aportar. Pero su mal uso entraña riesgos: el primero, y fundamental, la pérdida de carácter y el exceso de verdor. Entonces estamos ante un vino que podría ser de cualquier parte, perdiendo la identidad. Eso, que era un mal habitual hace una década, hoy está en vía de feliz superación. Podemos alardear de un puñado de excelentes tintos elaborados con cabernet sauvignon, solo o en compañía de otros varietales. En Cataluña, Navarra, Alicante, Yecla, Andalucía, las dos Castillas..., estos vinos sin prejuicios, originales y valientes, con un nivel de calidad notable que apuntan nuevas vías, han aportado riqueza a la viticultura española. Y están dispuestos a dar la batalla de la imagen y la calidad. Sin sacrificar un ápice del innegable atractivo de unos vinos tintos que, aunque se elaboren con cabernet sauvignon, no dejan de ser muy españoles.