La amenaza monetaria
El informe semestral de perspectivas económicas publicado ayer por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) reparte buenas noticias, recetas y consejos para todos. Para la zona euro, porque avanza un crecimiento durante este año del 2,6%, cuatro décimas más de lo calculado en mayo, y del 2,2% en 2007; para Estados Unidos porque, aunque durante este año se prevé una desaceleración, la debilidad del dólar permitirá al menos que se estabilice el déficit exterior; para España, porque seguirá con tasas muy elevadas de crecimiento, del 3,7% este año y del 3,3% el que viene. Se dibuja un equilibrio global en el que el freno en EE UU se compensará con la recuperación de la zona euro y la presión de países emergentes, como China, India o Brasil.
Una amenaza es la crisis del mercado inmobiliario de EE UU, que puede afectar más de lo previsto a la desaceleración. Es un factor -no el único- que explica la extrema debilidad del dólar y la consiguiente revalorización del euro hasta niveles desconocidos desde 2005. Con un euro a 1,311 dólares, los riesgos externos, como el del petróleo, disminuyen, pero aumenta la probabilidad de que economías como la alemana tengan obstáculos al crecimiento, dado el previsible perjuicio para las exportaciones. En 2007 se agravará la divergencia monetaria entre las grandes zonas económicas. EE UU ha llegado casi al tipo de interés máximo que puede decidir sin perjudicar su economía, mientras la eurozona tiene todavía recorrido al alza y Japón sólo ha comenzado a encarecer el dinero. Lo peor es que el dólar se ha debilitado frente al euro, pero no tanto frente a las monedas china o coreana. Una mala noticia para su déficit comercial, que contradice los buenos augurios de la OCDE.
El capítulo de recetas se mueve en los grados habituales de imprecisión. Reclama rigor presupuestario, como se esperaba. Y en el caso de España, después de reconocer que el patrón de crecimiento actual es algo más equilibrado que en el semestre anterior, advierte de que la economía seguirá perdiendo competitividad si no se abordan reformas estructurales y se flexibilizan los acuerdos salariales. Precisamente de eso se trata en el mercado de la vivienda -moderar los precios sin que se deprecien los activos-, aunque con éxito a cámara lenta. En cuanto a los salarios, resulta que la congelación de su poder adquisitivo es una de las causas de que el crecimiento español sea superior a la media europea.
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