_
_
_
_
El conflicto de Oriente Próximo

Israelíes y palestinos tratan de mantener la frágil tregua en Gaza

El primer ministro Olmert asegura, tras un ataque con cohetes, que Israel "tendrá paciencia"

Naiara Galarraga Gortázar

Los máximos líderes palestinos e israelíes están empeñados en que dure la precaria tregua en Gaza. Las primeras horas fueron difíciles, porque milicianos palestinos lanzaron cinco cohetes a Israel, que no causaron daños. Cada líder puso su grano de arena. El primer ministro hebreo, Ehud Olmert, anunció que Israel "tendrá paciencia". El presidente palestino, Mahmud Abbas, desplegó 13.000 policías para evitar nuevos ataques. Ismail Haniya, jefe del Gobierno de Hamás, aseguró que todas las facciones confirmaron, tras las violaciones iniciales, su compromiso con el alto el fuego.

Más información
Un rayo de esperanza

Para los palestinos de Gaza, sobre todo, pero también para los israelíes que viven en las poblaciones cercanas a la franja -pese al sobresalto de primera hora de la mañana- fue la jornada más tranquila en meses. Que la tregua es frágil quedó demostrado a primera hora. Los brazos armados de Hamás, de Fatah (el partido de Abbas) y Yihad Islámica asumieron los ataques.

El Gobierno de Hamás reaccionó con una ronda de urgencia. "Hemos contactado con las direcciones políticas de las facciones y reafirman su compromiso con lo acordado", declaró Haniya. Sin embargo, la situación es tan inestable que no se debe descartar que la tregua salte en cualquier momento.

El alto el fuego llegó por sorpresa. Olmert se ha negado, hasta ahora, a reunirse con Abbas. No obstante, el presidente palestino y el jefe del Ejecutivo hebreo pactaron, por teléfono el sábado por la noche, un cese de hostilidades -en Gaza, pero no en Cisjordania- que comenzó a las seis de la mañana. La Administración estadounidense calificó la tregua como "un paso positivo hacia delante".

Cuando el alto el fuego entró en vigor, Israel había retirado a todos sus soldados de la franja. Las tropas han realizado allí numerosas incursiones desde junio. El objetivo declarado, y nunca logrado, era impedir el lanzamiento diario de cohetes que, básicamente, causan daños y alteran la vida cotidiana de miles de israelíes. Los Kassam han matado a dos israelíes este año, ambos la semana pasada.

Fuerzas de seguridad

Miembros de diversas fuerzas de seguridad controladas por Abbas empezaron a desplegarse a lo largo de los límites entre Gaza e Israel para hacer cumplir el cese de hostilidades. En unos días sumarán 13.000 agentes. No está claro si, en caso de toparse con milicianos preparando un ataque, los agentes tienen orden de evitarlo por la fuerza. EE UU ha rearmado y entrenado a fuerzas policiales afines al presidente palestino en los últimos meses, coincidiendo con la lucha de poder, salpicada de enfrentamientos violentos, entre el Gobierno islamista y Fatah.

La reacción israelí a las violaciones de la tregua fue templada. "Esperemos que sean sólo los problemas del principio", afirmó una portavoz gubernamental. Olmert anunció que Israel mostrará "la contención y la paciencia necesarias en los próximos días". El primer ministro incluso apuntó al medio y largo plazo. Afirmó tener esperanza de que la tregua "pueda ampliarse a Cisjordania y derive en negociaciones serias y directas que puedan llevar a un acuerdo definitivo". Las negociaciones de paz israelo-palestinas están paralizadas desde la segunda Intifada, la de los atentados suicidas en Israel, que empezó en 2000.

"Nuestra mano está extendida para la paz, pero cualquiera que nos quiera hacer daño es un objetivo legítimo", declaró el ministro israelí de Defensa, Amir Peretz, que vive en Sderot, la ciudad más castigada por los cohetes palestinos. "Gracias a Dios que las fuerzas israelíes se han ido de nuestra tierra derrotadas. Nos sentimos vencedores", declaró a Reuters un vecino del norte de Gaza, Abdel Majid Ash Shanti. El alcalde de Sderot, Eli Moyal, afirmó, mientras corría a un refugio ante la alerta de un ataque con cohetes, que "no hay alto el fuego".

Parece que Olmert, muy debilitado a nivel interno tras el fracaso de la guerra de Líbano, quiere dar a Abbas la oportunidad de demostrar si realmente es capaz de controlar las diversas milicias. Es tarea difícil y peligrosa porque el riesgo de enfrentamientos internos es grande. En Gaza sobran armas y las cuentas pendientes entre los fieles a Fatah y los correligionarios de Hamás son muchas. Sobre todo desde las elecciones de enero, que Fatah perdió.

De todos modos, el hastío es muy notable en los territorios ocupados tras cinco meses de ofensiva militar en Gaza -más de 400 muertos, la mitad civiles-, ocho meses de aislamiento internacional que ha supuesto una crisis económica descomunal y una situación interna muy tensa.

ALTO EL FUEGO CON ALFILERES

- Para los palestinos de Gaza y para los israelíes que viven cerca de la frontera, la jornada de ayer fue la más tranquila en meses

- Los brazos armados de Hamás y Yihad Islámica asumieron los ataques con cohetes

- "Esperemos que sean sólo los problemas del principio", afirmó un portavoz israelí sobre los incidentes del primer día

- Olmert quiere dar a Abbas la oportunidad de demostrar si es realmente capaz de controlar las diversas milicias

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_